Lo que comenzó como una apasionante aventura para un joven de Gamones de Sayago embarcado en el buque "Juan Sebastián Elcano" se convirtió en una historia de sinsabores y de continuas huidas para evitar ser deportado de Brasil. Silvino Fuentes ha permanecido durante años y años escondido de las autoridades del país que le acogió siendo aún un adolescente. Ahora intenta recuperar su pasado y beneficiarse de ayudas del Gobierno español, ya que subsiste sin apenas recursos y sin familia a su lado.

Emigrantes españoles que buscaron mejor vida en Brasil han escapado de la indigencia y recuperado la dignidad gracias a pensiones asistenciales. Pero, para algunos ancianos, sin manera de probar su nacionalidad, es un beneficio lejos de hacerse realidad. Es el caso del zamorano Silvino Calles, un emigrante que llegó a Brasil a finales de la década de los 40 y que ahora aspira a una asistencia que concede el Estado español.

La suerte no sonrió a Silvino Fuentes, o Silvino Calles, según a quien cuente su historia este anciano menudo que desembarcó en Río de Janeiro con un grupo de marinos del buque de la Armada "Juan Sebastián Elcano" y que, dejándose llevar por las «malas compañías», se quedó en tierras brasileñas, informa la Agencia Efe. El miedo a ser deportado y encarcelado por desertor hizo que se escondiera de las autoridades, hasta que, a finales de 2005, la propietaria del bar donde trabajaba y vivía en Petrópolis (a 60 kilómetros de Río) informó de su caso porque iba a cerrar el bar y no sabía qué hacer con él.

A los 72 años, este anciano no tiene familia, ni recursos y sufre fallos de la memoria, lo que hace difícil remontar a su pasado. Dice que nació en Zamora, en Gamones de Sayago, el 27 de septiembre de 1934, y que se alistó a los 14 ó 15 años en la Marina. Ahora vive en el "Recreio dos Ancianos", una residencia fundada por un emigrante gallego, Manuel Barreiro Cabanelas, donde actualmente mora medio centenar de ancianos españoles, la mayoría de ellos sin recursos.

El cónsul de España en Río de Janeiro, Rafael Fernández-Pita, explica en declaraciones a Efe que demostrar la nacionalidad «es un requisito indispensable» para beneficiarse de las ayudas a las que tienen derecho los emigrantes españoles. Según Antonio Casas, jefe de la Sección de Trabajo y Asuntos Sociales del Consulado español en Río, se está dando un proceso de envejecimiento rápido entre una primera generación de emigrantes que salieron a Venezuela, México o Brasil. Estos países no tienen un sistema de protección social que pueda responder a la demanda social, por lo que ven en España «una tabla de salvación» cuando están acuciados por la necesidad.

Los datos oficiales estiman que más de 49.500 emigrantes españoles son beneficiarios de una pensión asistencial por ancianidad, de los cuales casi 4.000 viven en la actualidad en Brasil.

La muestra de la emigración, rumbo a Argentina y Cuba

La exposición sobre la emigración castellanoleonesa que se inauguró en Zamora con motivo del I congreso regional se encuentra de nuevo en la Uned, tras recorrer las provincias de León, Palencia y Burgos, antes de su próximo traslado a Argentina y Cuba. La exposición (parte de la cual aparece en la fotografía) se montará en julio en Buenos Aires, donde permanecerá hasta agosto, para viajar en octubre a Cuba.