- Aunque con raíces castellanas, usted ya nació en Chile. ¿En qué circunstancias se produjo la emigración de su familia a este país?

-Mi abuelo llegó en los años veinte. Estuvo unos quince años en Chile y después de juntar algo de dinero volvió al pueblo y se casó con la abuela. Mejor dicho casi les casaron, pero gracias a Dios funcionó. Formaron una familia de siete hijos y ahora somos veintiún nietos.

-¿Por qué decide implicarse en la asociación castellanoleonesa?

-Por mi abuelo. Yo entré con diecisiete años pero en la colectividad soriana. Después, tras la unificación con la burgalesa, decidimos formar la Colectividad Castellanoleonesa. En estos momentos soy vicepresidenta.

-¿Cuántas personas forman parte del colectivo en Chile?

-Somos alrededor de doscientas familias con un promedio de cinco personas en cada núcleo. De Zamora también hay un grupo e incluso el presidente, Nicolás Alvarez Asensio, es de la provincia.

-¿Qué situación económica y social tienen los emigrantes de Castilla y León que residen en la actualidad en el país?

-Gracias a Dios creo que en Chile los castellanoleoneses han tenido una excelente situación. Realmente apenas hay ayudas para carenciados. La situación es media o media alta en la mayor parte de los casos. Por ello la asociación no funciona con objetivos benéficos o asistenciales, aunque se pueda ayudar a casos concretos.

-¿Cuáles son las ocupaciones laborales que predominan entre estos emigrantes?

-Sobre todo empresarios. Tenemos muchos castellanoleoneses que se dedican al sector del calzado y que incluso tienen fábricas. También existen muchos comerciantes. Han sido personas muy emprendedoras en los negocios.

- ¿Realizan actividades culturales dedicadas a la región?

- Sí. Celebramos el Día de Castilla y León, y también tenemos un grupo de baile tradicional con más de una treintena de jóvenes. Además ayudamos a una escuela que se llama Los Reyes Católicos y que está en situación precaria. La colectividad la ha apadrinado y los niños tienen una enorme vinculación con esta comunidad autónoma.

-¿Existe ese sentimiento de pertenecer a una región, aunque vivan en el otro extremo del mundo?

-Pienso que sí. Recuerdo que por lo menos en mi caso el abuelo en la sobremesa nos contaba las historias del pueblo, cómo había visto a una moza sentada -que era mi abuela- y con la que luego se había casado... Creo que de alguna forma idealizan sus pueblos.

-¿Recuerdan quizá sólo lo positivo de sus localidades de origen?

-Sí, lo idealizan. La mayoría ha vuelto y saben cómo están las cosas en España y en sus pueblos, pero siempre lo idealizan. Yo por ejemplo me imaginaba otra cosa del pueblo de mi abuelo, y cuando llegué por primera vez me encontré con un lugar pequeñito pequeñito...

-¿Por qué es para ustedes tan importante ese contacto con las instituciones españolas que tanto reivindican?

-A las personas se les aviva la llama cuando están lejos de su tierra. Tenemos mucho interés en que nos visiten los representantes institucionales de Castilla y León, porque ya han estado los de la mayor parte de las comunidades españolas. De esta forma se refuerzan los lazos y sentimos que se nos tiene en cuenta.

-¿Qué le parece el papel que realiza Zamora como sede del primer congreso de la emigración y provincia pionera en restablecer relaciones con los colectivos de emigrantes?

-Zamora es la punta de lanza, algo clave. El resto de provincias deberían imitar este ejemplo. La Operación Futuro que ya anunció el presidente de la Diputación es importantísima. Como dijo una señora en el Congreso, es como tener todo el blanco y negro, y llegar a Zamora y verlo en colores. Tienes lo que te cuentan los abuelos, pero verlo es algo muy distinto. Nosotros en Chile estamos implicando a muchos jóvenes en el directorio.