Llegaron a Zamora en la Navidad de 1992 huyendo de la guerra que asolaba la antigua ex-Yugoslavia. Primero los niños y las mujeres. Más tarde lo hicieron algunos hombres que lograron así reunirse con los suyos en Zamora. Hoy, trece años después, una de estas familias que vivieron en la ciudad como refugiados rememoran cómo fue su experiencia en la capital y cuentan cómo se desarrolla su vida tras el regreso a Sarajevo.

Edin Dedajic tiene 15 años y estudia su primer año en el instituto. Cuado le preguntan de dónde es siempre bromea con una de sus frases preferidas: «zamorano de Sarajevo», cuenta su padre. Adnan Dedajic y su esposa Merima se sienten unidos de por vida a Zamora, porque fue en esta pequeña capital castellanoleonesa de la que nunca habían oído hablar en la que pudieron ponerse a salvo, dejar atrás la guerra que se desarrollaba en su país, reunirse con los suyos y empezar desde cero.

Merima y sus dos hijos, Edin y Medina (que tiene en la actualidad 18 años y estudia primer curso de Derecho en la Universidad de Sarajevo) vivieron en la capital zamorana casi seis años. Los pequeños estudiaron en el Colegio Medalla Milagrosa donde fueron, explica su padre, «muy bien acogidos por parte de las monjas y profesoras que han estado siempre dispuestas a ayudar y apoyar a mi familia». El llegó a Zamora algo más tarde, ya en plena guerra, en la segunda mitad de 1994. Con la ayuda de Fermín Esteban, recuerda emocionado, encontró trabajo en la Funeraria "La Soledad", «donde me trataron como uno más de su familia y donde recibí apoyo como trabajador y como persona». Por mucho tiempo que pase, asegura, «nunca olvidaré a esta buena gente, sobre todo a doña Esperanza (viuda de Mendiri) y su hija María Mercedes y el resto del personal de la funeraria y "Ocaso". La persona que también ayudó a Merima en el día a día en Zamora, sobre todo en lo relacionado con la casa, el colegio de los niños, el piso, etc, agradece, «fue Maribel». Con todos estos amigos la familia mantiene aún contacto desde Sarajevo. De hecho, los dos hijos del matrimonio viajan todas las Navidades a Zamora para pasar un mes de vacaciones. En en este periodo cuando aprovechan, «para encontrarse con sus pandillas de la niñez y sus amigos del colegio, así como con las monjas y profesoras».

Merima y Adnan trabajan en Sarajevo «y poco a poco vamos recuperando la vida de antes de la guerra», detallan. Desde la capital bosnia el matrimonio admite que si han conseguido devolver la normalidad a la familia ha sido precisamente gracias a la ayuda que en su día obtuvieron de unos zamoranos a los que nunca habían visto antes. Con ellos «hemos sobrepasado estos malos tiempos y ahora tenemos unos buenos recuerdos... Mejor dicho, ahora tenemos una parte de nuestros corazones en Zamora. Para siempre».