-Esta semana se han dado a conocer datos sobre la edición de títulos. Tres de cada diez libros que se editan en este país lo hacen tanto en papel como en formato digital.

-Me parece normal porque hay personas que se van de viaje y prefieren leer en su libro electrónico, pero se está viendo que en ámbito literario se prefiere leer en papel. El hecho de que sean compatibles el papel y digital no supone un problema. Todavía se prefiere el papel porque es muy cómodo, es más bonito. Los libros que te gustan prefieres tenerlos de manera material para conformar tu propia biblioteca. No creo que el libro electrónico suponga una amenaza para el tradicional. En un primer momento había miedo, pero ahora mismo la única preocupación existente la representa el pirateo, contra el que estoy. Hace muchos años nos resultó complicado decirlo abiertamente a los autores porque se consideraba que la cultura gratuita debía prevalecer pero, ahora visto el desastre que han provocado las descargas ilegales, ya nadie con dos dedos de frente lo defiende. No se trata de lo que ganan o no ganan los autores, sino lo que ocurre con la industria cultural que genera muchos empleos.