La escritora Elvira Lindo participó a principios de esta semana en una actividad para docentes enmarcada dentro de la VI Jornada Provincial de Fomento de la Lectura.

-Usted reivindica la lectura en voz alta.

-La lectura nos tiene que ayudar a plantear un discurso, a disponer de una opinión, nos tiene que ayudar a recitarla dramáticamente, a saber que en las palabras está la música? la lectura nos tiene que ayudar a mirar las cosas con más atención y a tener libertad de pensamiento y de opinión. Cuando veo estos planes de estudios donde se arranca la Filosofía me planteo qué herramientas damos a un ser humano para que pueda defenderse en sociedad, para que el día de mañana tengan una entrevista de trabajo, cómo les estamos organizando el cerebro para que sean más libres y expresen su opinión. Hablar en voz alta es la principal arma para presentarte a ti mismo, desde el momento en que tienes que pedir un trabajo y tener una entrevista hasta cuando tienes que expresar tus sentimientos. Si no sabes hacerlo, tu vida se va a ver muy afectada por algo que te tenían que haber inculcado desde muy pequeño. Los maestros están muy agobiados con los contenidos a impartir o por clases muy numerosas y creo que es una faceta en la que tiene que implicarse los padres.

-Unos padres que muchas veces están preocupados porque sus hijos hablen Inglés, Alemán o Chino a la perfección y no su lengua materna.

-Todo el mundo piensa en la colocación futura de sus hijos más que en los recursos que van a tener para, además de encontrar en un futuro un trabajo, ser felices, algo que muchas veces se olvida. Las leyes educativas se dirigen, sobre todo, hacia ciertas ocupaciones lo que para un país es desastroso porque rebaja el nivel cultural. La cultura proporciona muchos placeres y da herramientas para tener libertad de expresión y de criterio en unos tiempos tan complejos en ese aspecto como los actuales.

-Amnistía Internacional en su último informe ha denunciado alarmantes retrocesos que ha experimentado la libertad de expresión en España.

-La situación de la libertad de expresión es complicada por el momento que atraviesa el periodismo. La gente que se expresa en la prensa tiene que ser independiente, libre y poder investigar para contar lo que ve. El periodismo es una condición para la democracia. Yo he escrito varios artículos sobre libertad de expresión y a mí me parece que las polémicas que ha habido sobre tuiteros y raperos al llevarlos a un tribunal se da importancia a algo que no es una cultura mayoritaria. Además, hay otro retroceso, desde mi punto de vista, más preocupante el de sentir miedo por decir algo en tu puesto. La libertad de expresión social, de defensa de nuestros derechos, se ha cercenado alarmantemente.

- ¿A usted le ha tocado dar más explicaciones por ser mujer y escribir humor?

-Creo que sigue habiendo machismo en todos los ámbitos y en el fondo las personas que trabajamos en el mundo de la literatura somos un reflejo de lo que ocurre en la calle. Claro que las mujeres, en general, tenemos que dar muchas más explicaciones. Solemos ser más vulnerables porque se nos ataca de una manera más personal, ya sea sobre nuestro físico o nuestra vida privada o nuestra capacidad intelectual. En los últimos tiempos hay más cuidado, pero esa situación la he vivido a lo largo de mi trayectoria, que inicié con 19 años. Es normal que cuando trabajas de cara al público se te critique, pero con las mujeres siempre hay un punto más acentuado.

-En el ámbito literario pocas mujeres ocupan puestos de responsabilidad.

-La literatura tiene que ir por libre si todavía fuera en el periodismo que puedes tener una posición? en literatura todo es más sutil que no se incluyen a mujeres en ciertos premios o que se les den muchos menos. En el canon literario hay menos mujeres porque se ha ninguneado a unas y olvidado a otras? ese es el tipo de cosas que suceden en este campo. En los últimos tiempos hay una presencia considerablemente mayor de libros escritos por mujeres, algunos de ellos que vienen de fuera, que quizá no se tradujeron en España en su momento porque no se consideraban importantes y al haber ahora un mayor interés, las mesas de novedades de las librerías se han llenado de títulos escritos por mujeres.

-Existe también la consideración de libros femeninos o literatura para féminas.

-Hay ciertos perjuicios hacia la literatura femenina o una menor consideración que tiene que empezar a desaparecer.

-¿Cómo?

-Yo creo que hay que luchar en el terreno literario en mi caso escribiendo sobre libros que a mí me parecen esenciales sobre los que no se escribe, haciéndolos visibles con la propia acción diaria. Si tienes una tribuna pública la puedes utilizar haciendo notar que las mujeres somos las mayores consumidoras de cultura en todos los ámbitos. Somos las que más vamos al cine, somos las que más literatura leemos y somos las que más vamos a los clubes de lectura. Eso tiene que tener una consideración cuando se nos ha valorado durante mucho tiempo como un público menor. Hay muchas frases que se aprecian al respecto como "esto es una cosa para mujeres" o "es un libro para mujeres mayores", este tipo de expresiones hechas tienen, poco a poco, que desaparecer. Son pensamientos que cambiarán al variar la sociedad y cada individuo tiene que cambiar y aportar su granito de arena para que suceda.

-En la literatura infantil proliferan los títulos. ¿Estamos asistiendo a su boom?

-Se están publicando cosas maravillosas para esta franja de edad. El hecho de que esto esté ocurriendo en España es porque nos estamos poniendo, poco a poco, al mismo nivel que otros países, como los anglosajones donde la creación literaria para los niños es importantísima. Lo que me gustaría es que hubiera tantos pequeños lectores como libros maravillosos hay en las mesas de las librerías y es una cuestión que concierne a los padres.

-¿Cómo se puede aproximar hoy en día a un niño, en un momento en el que tienen mil y un estímulos, al universo de la literatura?

-Tiene que ocurrir en la casa, en el ambiente familiar y criarse con ello, que los padres lean y que disfruten con sus hijos leyendo. Yo conozco muchos padres que lo hacen y en general son momentos llenos de ternura, de amor y de juego en los que la cultura y el amor por los libros se está contagiando sin que implique ningún esfuerzo, sino como una manera de divertirse y de compartir experiencias. Es esencial que el niño comparta la lectura con las personas mayores que hay en su casa. Luego ya entramos en los libros y la escuela, pero los niños que inicialmente no rechazan los libros es porque tiene un ambiente en su casa en donde los títulos son bienvenidos y donde se ha leído con ellos desde edades tempranas.

-En la intervención ante los profesores manifestó que "no hay respeto generalizado por la cultura".

-Yo creo que no. Yo he visitado colegios en Italia o en Francia y ferias de literatura infantil y puedes decir cosas a nivel político, pero a nivel escolar y social la cultura tiene un peso.

-¿Es España se ha perdido o no se ha llegado a tener?

-Realmente no sé si se ha llegó a tener en algún momento. Me parece que hay una especie de desconfianza. En España se ha entendido que la cultura es algo que tiene que votar y apoyar a una tendencia política y a un partido. Por parte de la derecha siempre ha habido una desconfianza porque entendía que quienes se dedicaban al mundo de la cultura no les apoyaba y por su parte la izquierda, tal vez ha defendido la gratuidad de todo, ha extendido la idea de que para la cultura no hay que esforzarse y no hay que pagar en ningún momento ni hay que defenderla activamente.

-Pero ahora pasa por momento nada boyantes.

-El apoyo a la cultura tiene que ser una especie de decisión individual y de movilización ciudadana. Un país que defiende su cultura va a tener más armas para protegerse de los desafíos presentes.

-Habla de movilización cuanto todavía está presentes en la retina imágenes de grandes concentraciones del 8M cuando miles de personas, sobre todo mujeres, salieron a la calle reclamando igualdad o contra la sentencia de La Manada ¿Es la hora de la rebelión femenina?

-Creo que a través de esa rebelión femenina se pueden llegar a otras rebeliones sociales. Además de las reivindicaciones femeninas tenemos que abrazar otras causas relacionadas porque estamos en un momento en el que lo público está perdiendo. Han nacido las movilizaciones en defensa de la sanidad pública o de la educación pública porque no hay ningún pudor es esquilmar los derechos de los ciudadanos y rebajar los presupuestos en sanidad y en educación. Somos los ciudadanos los que tenemos que dar un paso adelante para defender los pilares de la sanidad y la educación pública. Tenemos que dar el paso de salir a la calle y tenerlo presente a la hora de votar.

-Usted creó el personaje de Manolito Gafotas. ¿se imaginaba a este personaje en el contexto actual preparado, con pocas expectativas de encontrar un trabajo con un salario digno y para el que una de las salidas más atractivas es la emigración?

-Tenemos que pensar en esa juventud que no se puede desarrollar, que no se puede independizar para formar una familia o simplemente tener un trabajo justamente remunerado. Ahora no se vislumbra un futuro para la gente joven. Creo que esto va a tener unas consecuencias tremendas porque va a crear, y que ya está creando, un resentimiento social por parte de estas personas que siente que su vida no avanza. Para el país es tremendo que tengamos una generación perdida por los malos sueldos y los malos contratos. La vida no solo consiste en subsistir, sino que una buena vida es trabajar y tener tiempo para disfrutar de ella. No puedes tener una elevada cantidad de trabajos para llegar a fin de mes.

-Habla de fractura social con los jóvenes, el problema catalán ¿generará una división?

-De momento ya existe una fractura social entre los catalanes. Como todos los españoles en octubre pasé unos días muy preocupada, como casi todo el mundo, pero a estas alturas yo no sé cómo se puede solucionar.

-Usted ha vivido durante años y viaja con frecuencia a Estados Unidos, un país cuya política ha cambiado de manera radical desde que llegó Trump al poder.

-El país mientras que yo residía allí fue cambiando. Realmente no creía que fuera a ganar Donald Trump. Disfruté cuando ganó Obama, me pareció un tremendo cambio en la mentalidad americana, una excelente noticia. Fuera como fuera y aunque no cumpliera con las expectativas que había generado en sus votantes, fue beneficioso para el mundo. Ahora me resulta, como a la mitad de los americanos porque es un país totalmente dividido en dos, ajeno, espantoso y peligroso. No viviría ahora en esa nación. Me fui de allí por deseo propio, pero ahora me parece un país mucho más hostil.

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