El artista Félix de la Concha ha realizado una reproducción de las Meninas de Velázquez desde su estudio en Estados Unidos, donde vive, a 7.116 kilómetros del original. El impresionante resultado puede contemplarse en el hotel NH Palacio del Duero.

-¿Cómo surgió este proyecto?

-Por un cúmulo de inquietudes. Me preocupa el hecho de captar la realidad a través de reproducciones y el mundo del arte no escapa. Ahora existe mucha accesibilidad a las obras de arte a través de las nuevas tecnologías y hay mucha gente que las descubre no viéndolas en los museos. Por otro lado, estaban las Meninas, una obra muy emblemática de la historia del arte, y me apetecía hacer una aproximación a ella a través de lo que pudiera captar con las reproducciones que consiguiera desde Iowa, donde resido. En esta coyuntura descubrí que Google Earth y el Museo del Prado había llegado a un acuerdo para que se pudiera ver la obra a través de Internet, con la posibilidad de ver hasta la urdimbre de la tela, lo que varió un poco mi planteamiento. Bauticé el proyecto como "Las Meninas desde una luz artificial" porque hay toda una artificialidad, una interpretación y unos filtros por cómo se ha volcado la imagen a la web, cómo lo veo yo por mi monitor y cómo me ilumino yo al pintar? muchos convencionalismos que hacen que, aunque me quiera aproximar, algo cambie.

-¿Cómo lo fue pintado?

-Se trata de una reproducción a la misma escala porque la aplicación de Google me permitía ampliar muchísimo. El original mide 320 por 265 centímetros y lo dividí la obra en 140 fragmentos que fui pintado uno a uno. No obstante, mi cuadro es un poco más grande que el original.

-¿Por qué?

-Porque según fui pintando iba escribiendo un diario donde iba explicando la experiencia de ir pintando las Meninas, un trabajo de varios meses, y también me documenté mucho sobre la obra. Localicé un texto que decía que el cuadro se dañó en el incendio del Alcázar y hay una pérdida en la parte izquierda de la obra. Si se analizan los cosidos que tiene, porque son tres paños de lino cosidos, lo lógico es que los laterales fueran del mismo tamaño y, sin embargo, uno es un poco más estrecho que el otro. Conocedor de este detalle yo añadí al lado de la izquierda 30 centímetros, con lo que cual da otra composición completamente diferente porque los reyes están en el centro de mi obra cuando en la de Velázquez ese lugar lo ocupa la infanta Margarita. Yo no digo que fuera así, pero es una recreación.

-Lo más sorprenden del proyecto ha sido?

-Lo que me interesaba es que no hay visión única para representarla. Fui pintando trozo a trozo de manera individual, de tal forma que en la reproducción hay algunas diferencias, que inicialmente pensé que iban a ser mayores en los tonos oscuros.

-¿Cómo ha acabado el impresionante cuadro en Zamora?

-Se enteró el arquitecto Francisco Somoza, del que soy amigo desde hace años desde mi época de Roma, de este proyecto. Se entusiasmó y me propuso exponerlo en el hotel donde había un lugar perfecto. El proceso de montaje lo hicimos en Zamora.

-Un proceso nada fácil.

-Efectivamente porque yo cada fragmento lo colgaba con alfileres en mi casa. En Zamora lo pegamos a un tablero y se puso todo en conjunto en horizontal donde se aprecia mucho más las sutiles variaciones. En esta labor estuvieron implicadas unas doce personas. La primera vez que lo vi colgado me hizo mucha gracia porque se veía Las Meninas desde el pasillo del hotel. Parecía que lo habían puesto en el suelo por un efecto óptico porque la zona donde está es más baja. (Risas) Nada más llegar al hotel te saluda la infanta y ha quedado muy bien porque se ha cuidado mucho la luz.

-¿La pieza tiene fecha para emigrar?

-No, aunque hay propuestas para viajar. Temporalmente se desplazará a otros lugares de Europa, pero su lugar habitual de residencia será Zamora.

-Su reinterpretación de las Meninas ha puesto su regreso artísticamente hablando a esta ciudad, tras el homenaje que le dedicó la Bienal de Pintura en 2004.

-Sí y es una pena que haya desaparecido. Cuando me invitaron se estaba barajando el cambiarla de nombre porque estaban invitado a artistas que se salían de lo que se entiende habitualmente como la pintura, pero al tratarse de la bienal de pintura más antigua de España yo les indicaba que lo que tenían que variar era su concepción de la pintura, dado que, desde mi punto de vista, pintura es cualquier cosa que trabaje con la luz y el color. Me parecía bonito reivindicar la palabra pintura ampliando el concepto para dar cabida e invitar a artistas interdisciplinares y de otros ámbitos. Me parece muy triste la desaparición de esta bienal que estaba dando la oportunidad al público de Zamora y de otros lugares a ver a una selección de artistas. Era un gran escaparate que permitía ver obras muy interesantes de manera temporal. Era una propuesta que aportaba a la ciudad y que debería de recuperarse de alguna manera, aunque desconozco cómo.

-Esta obra supone un contrapunto en su trayectoria artística.

-Efectivamente yo no pinto nunca a partir de imágenes. Yo siempre pinto del natural y lo reivindico porque es una manera de crear sin tener el filtro de la fotografía.

-¿También puede ser una reivindicación de los clásicos en un momento en el que algunos nuevos creadores dejan de lado esta fuente en por de otras?

-Sin duda. De las Meninas ha habido múltiples interpretaciones porque su modernidad siempre está presente. Es un cuadro que, en cierta manera, es eterno y es actual. A mayores hay esnobismos como que la pintura está muerta? una verdadera tontería. (Risas). Me intereso por cualquier expresión ya sea fotografía o vídeo que aporta, tras la que hay un concepto interesante y un concepto de expresión que nos está enriqueciendo.

-El diario que escribió en paralelo al desarrollo del proyecto. ¿Verá la luz?

-Estamos con los primeros pasos del proyecto para que sea publicado.

-Usted que reside en el extranjero, ¿qué echa ahora en falta en el mundo del arte en España?

-Echo en falta un cierto entusiasmo que antes existía. Eso lo he notado mucho ahora que me regresado unos meses. Había unos momentos muy bonitos de efervescencia en los años 80, donde además de la Movida había muchos proyectos muy interesantes. Ahora percibo una desilusión. Además, compruebo la ausencia de artistas españoles en esferas internacionales cuando España fue una potencia impresionante. Ha sido una nación que ha aportado muchísimos grandes artistas y ahora eso ha desaparecido porque a nivel institucional los museos están haciendo grandes exposiciones de autores extranjeros, algo loable, pero como contrapartida no están potenciando un intercambio con creadores españoles o que en España se les de más cobertura. Echo en falta una apuesta clara por la cultura desde las instituciones lo que contrasta con el ámbito particular.

-¿A qué se refiere?

-A nivel particular España es un país que siempre ha apreciado mucho el arte. Hay una clase media muy sensible al arte y que acude a exposiciones porque antes desde que ibas a la escuela te familiarizaban con el mundo artístico. Ha habido y sigue habiendo una pasión por el arte en la calle. Personalmente me sucede que hay particulares que tienen obras mías en Zamora y en Castilla y León y sin embargo casi no tengo presencia en colecciones institucionales.