El Código Penal castiga con penas de hasta 3 años de prisión el tráfico de drogas cuyo efecto para la salud es menos nocivo, entre las que se sitúan el cannabis, el hachís (procedente de la anterior) o la marihuana, cuyo consumo está cada vez más extendido entre los adolescentes y jóvenes al haberse extendido la idea de que son poco dañinos.

Sin embargo, el hecho de que el propio Código Penal considere esos estupefacientes menos nocivos, no significa que no sean perjudiciales, de hecho, el cannabis es la droga más común hallada en los análisis que se hace a los conductores que mueren en accidentes, a veces junto a otras drogas o alcohol. Esta droga, adictiva física y psicológicamente, provoca., por lo general, la reducción de la capacidad de comprensión de lo que se lee y se escucha, lo que interfiere en la capacidad de aprender, de resolver problemas o para concentrarse. Por tanto, puede disminuir la capacidad de quien la consume para completar su educación. La desorientación, la distorsión de las emociones, los episodios psicóticos, la fatiga, la paranoia, la reducción de la coordinación, además del daño que sufren los pulmones, se suman a la posibilidad de sufrir ansiedad y el pánico, una sedación profunda que incapacita para moverse, confunde a quien lo consume y distorsiona la percepción del propio cuerpo, según los estudios existentes al respecto.