Lorenzo Navarrete es Decano del Colegio Nacional de Politólogos y Sociólogos y principal impulsor del estudio "Análisis en torno a la "frontera de cristal" y la movilidad geográfica de las mujeres jóvenes", presentado la semana pasada en Madrid. La investigación comandada por Navarrete pone en "negro sobre blanco" las diferencias que tienen los jóvenes españoles y los europeos a la hora de marchar a otros países y, dentro de España, las diferentes motivaciones entre hombres y mujeres.

-¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio que presentaron hace unos días?

-Digamos que hemos descubierto un fenómeno sociológico que caracteriza a la juventud española y que nos muestra algunas cuestiones hasta ahora ocultas y que tienen que ver con las pautas de comportamiento de los jóvenes que dejan España para establecerse, temporal o permanentemente, en otros países. También hablamos sobre qué les hace volver o quedarse, así como las motivaciones que tienen los europeos en comparación con los españoles.

-¿Qué diferencias fundamentales han encontrado entre europeos y españoles?

-Por ejemplo, que los españoles tienen una edad de salida fuera del territorio nacional que se podría considerar temprana. Empiezan a salir para intercambios escolares, de institutos, Bachillerato o Formación Profesional. También hay muchos que se van con becas Erasmus. A medida que aumenta la edad de salida se van notando más las diferencias entre hombres y mujeres. Los hombres marchan con comportamientos que van muy en la línea de la media europea, algo que no sucede en las mujeres.

Podemos decir que las chicas españolas tienen más ilusión por viajar que ellos. En resumen, los jóvenes españoles se mueven más. ¿Por qué? Creemos que los de otros países de Europa están más cerca del corazón del continente y tienen menos presión, por decirlo así. Son más cosmopolitas. En España hemos estado históricamente más aislados y las grandes migraciones han sido por motivos laborales. Ahora esto ha pasado a otro plano y también se sale por conocer otras culturas. Esto es más evidente en el caso de las mujeres, según el estudio.

-¿Qué pautas de comportamiento encontramos a la hora de analizar a ambos sexos?

-En España las mujeres se declaran más móviles que la media europea. De cada cien chicas hay más de un tercio que ha emigrado o están dispuestas a hacerlo. Si en Europa se viaja fundamentalmente por estudios o por motivos laborales, las españolas están dispuestas a hacer cosas diferentes. Van más a cursos de idiomas. Otro punto importante es que solo un seis por ciento de los europeos que dejan su país está dispuesto a aceptar trabajos que están por debajo de su cualificación. Eso en España, sobre todo entre las chicas, está más extendido. Las mujeres son más propensas que los hombres a aceptar trabajos no remunerados, como "au-pair" -básicamente, puestos en los que se trabaja a cambio de residencia- o como camareras, por ejemplo. El nueve por ciento lo hacen frente al 6% de las europeas.

-¿Hay más diferencias entres hombres y mujeres?

-Los chicos tienen tendencia a establecer lazos más fuertes con su familia y amigos en España. Ellas son más independientes, están dispuestas a quedarse más tiempo y en ocasiones incluso se plantean no volver. Las mujeres tienen, en general, más motivaciones. Creen que fuera pueden desarrollar un proyecto laboral en el que tendrán más oportunidades. Tienen mejores salarios y más facilidades a la hora de tener familia o acceder a una vivienda. Todo esto cuenta y son cosas que se ponen sobre la mesa a la hora de valorar si se regresa o no.

-Usted habla de un perfil de mujer que sale como voluntaria pero con miras más altas, dispuestas a perder "de salida" en busca de unas mejores condiciones en un futuro. ¿No es así?

-Eso es. De entrada son más abiertas, más motivadas a conocer nuevas culturas. Pero saben que posiblemente les espere un panorama más favorable porque en España los sueldos son más bajos para ellas y las ayudas a la natalidad o en el acceso a la vivienda son mucho más limitadas. Tienen perspectivas de quedarse durante más tiempo. En el caso de los hombres no es así. Salen, intentan mejorar profesionalmente y después volver porque los trabajos para los que se han formado ya tienen buenos sueldos en España.

-Hace mucho hincapié en los salarios. Evidentemente, también influye la economía a la hora de valorar la salida.

-Por supuesto, sobre todo en las mujeres. En España hay menos reconocimiento de sus cualificaciones, sienten que valen menos profesionalmente, y esto es un grave problema. En España los salarios de ellas son menores que los de sus compañeros varones, sienten que las empresas no reconocen su cualificación y eso anima a poner tierra de por medio. Esto juega gran importancia cuando llega la hora de volver. Mientras que los hombres sienten que vuelven más preparados las mujeres creen que darán un paso atrás. El problema es que aunque tengan estudios, aprendan idiomas y hayan hecho prácticas en el extranjero, creen que si vuelven, retrocederán. Cuando vuelven, y esto pasa en ambos sexos, tienen que regresar a casa de sus padres. No logran la plena emancipación hasta pasado un tiempo. En el estudio lo hemos visto. Ellas nos dicen "quiero volver, pero quiero que primero cambien las condiciones".

-Cuando hablan de voluntariado dicen que son las mujeres las que están más interesadas en ese tipo de trabajo, mientras que la presencia de hombres en puestos de voluntarios es más escasa. ¿Cómo podemos explicar este fenómeno?

-Volvemos al llamado "techo de cristal" que ellas tienen en el entorno laboral. Las oportunidades que tienen para poderse pagar el viaje y la estancia son sobre todo las que están en viajes de este tipo. Las encuestas también nos han mostrado que ellas son menos materialistas que los chicos, que no les importa, siempre entre comillas, no estar cobrando porque se consideran pagadas por la experiencia, por el aprendizaje del idioma y por hacer algo por los demás. Personalmente he entrevistado a chicas que estaban de voluntarias en Cáritas en Alemania y preferían estar allí a estar en España porque allí aprenden el idioma y tienen además una casa en la que vivir de forma independiente.

-Esos son los motivos para emigrar. ¿Cuáles son las consecuencias que propician la vuelta?

-En general, además de la familia, se considera que ya se han cumplido los objetivos de salida ya sean estudios, prácticas profesionales, aprendizaje del idioma o los motivos laborales que fuera. La necesidad y las ganas de volver a España está ahí en ambos salarios, y lo harían antes si las condiciones laborales de España, sobre todo para ellas, fueran diferentes. Aquí de nuevo hay una diferencia de comportamiento entre sexos. Los chicos tienen clarísimo que su estancia fuera de España es temporal y que volverán, pero saben que tendrán empleo bien pagado al llegar. Ellas lo tienen peor, porque se encuentran con un reconocimiento profesional en el extranjero que después no tendrán cuando regresen a su país.