«No te preguntes si eres feliz, piensa si haces felices a los que te rodean». Es la reflexión que da la bienvenida a los que llegan a la residencia La Inmaculada Concepción de Villalpando. Junto a esta frase, hay un árbol rodeado de flores hechas de papel y más adelante, en la entrada al centro de personas mayores, hay un mural con la silueta de una mujer, que rodeada de flores y mariposas, anuncia la primavera.

Estas flores son algunas de las manualidades que han hecho los residentes del centro, dentro de las actividades que tiene programadas la residencia, que ya tiene preparada también su terraza y sus patios para que los mayores puedan dar la bienvenida al buen tiempo y disfruten de ratos de ocio tomando el fresco.

Gestionada por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, la residencia villalpandina es un centro socio-asistencial sin ánimo de lucro, dependiente de la Fundación Inmaculada Concepción. Su finalidad es dar una asistencia integral y continuada a los mayores.

En estos momentos, residen en las instalaciones 82 personas, que son atendidas por los 39 trabajadores con los que cuenta la residencia. Principalmente, los residentes son personas de la localidad o de los pueblos del entorno.

Los objetivos con los que trabaja el centro son mejorar y mantener la calidad de vida de las personas mayores, promover su salud y bienestar, favorecer su autonomía personal y minimizar o prevenir el deterioro físico, cognitivo y social. También trabajan los profesionales para evitar la desconexión de los mayores con el mundo y el entorno que les rodea, así como para fomentar y mejorar su autoestima.

Para ello cuenta con diferentes servicios y personal especializado, desde sanitarios, como consulta médica y servicio de enfermería, a profesionales del ámbito de la geriatría, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional y un salón de peluquería.

También dispone de lavandería y cocinas propias, unos servicios en los que los profesionales «se esmeran con cariño», con el objetivo de que los residentes estén bien cuidados.

Además, las instalaciones, ubicadas en la plaza de San Nicolás de Villalpando, están pensadas para que las personas mayores se sientan como en su hogar y se busca que cuenten con atención especializada y un clima familiar idóneo.

La directora del centro de mayores La Inmaculada, sor Almudena Vidal Gago, destaca que la filosofía de trabajo es que los usuarios tengan no sólo una buena calidad en el servicio, sino también «calidez en nuestras relaciones con ellos». Y es que consideran que los últimos días de los mayores tienen que estar llenos de cariño y cercanía.

Mantenerse activos

Otro de los aspectos que tiene en cuenta la residencia, cuyo lema es «Mejoramos la calidad de los mayores», es que los residentes se mantengan activos. Con este fin, se desarrollan programas de actividades básicas de la vida diaria, de terapia cognitiva, como lectura de prensa y psicoestimulación; terapia funcional, con gimnasia de mantenimiento y psicomotricidad, y terapia recreativa, con taller de labores y celebración de las fiestas más señaladas.

La residencia también participa en la vida social del municipio, por ejemplo, con la instalación de su estand en la Feria de la Madera, en la que los residentes exponen y muestran las manualidades que realizan.

También participan los residentes de La Inmaculada en las fiestas del Hogar del Jubilado, así como en las celebraciones propias de la residencia con motivo de la Navidad, del Carnaval y de las fiestas religiosas o del municipio.

Algunos de los ancianos que son naturales de Villalpando conservan todavía su casa en la localidad y acuden a ella todos los días para visitarla y seguir relacionándose con sus vecinos, conocidos y con la gente del pueblo.