Un empresario de Zamora dedicado a la distribución de bebidas alcohólicas, cuya identidad no se ha difundido, está involucrado en la investigación de una organización criminal de ámbito nacional dedicada al tráfico de licores que llegó a estafar 25 millones del IVA a la Agencia Tributaria con la comercialización de este tipo de bebidas, según la información facilitada por este organismo tras la desmantelamiento de la banda por la Guardia Civil.

La operación policial, durante la que se incautaron 4 millones de euros en bebidas alcohólicas destinadas al fraude y comercializadas a muy bajo coste, según la Guardia Civil, permitió detener a 43 personas vinculadas a empresas de distribución de estos productos, acusadas de delito contra la Hacienda Pública al evitar el pago del IVA, gracias a la actividad irregular de un depósito fiscal de Castellón. Se trataría del mismo método que utilizaba la organización internacional de tráfico de licores en la que se vio involucrado el responsable de la sociedad zamorana de distribución de licores Cedilla, ubicada en Zamora, recientemente juzgado y condenado a 7,8 años de prisión junto a sus otros dos cómplices, sentencia que se ha recurrido.

Además, la Agencia Tributaria y la Guardia Civil les investiga por otros cuatro delitos más: blanqueo de dinero, pertenencia a organización criminal, contra el mercado y los consumidores y falsedad documental. Los agente llevaron a cabo 14 registros en las sedes de las mismas y en domicilios, tras intervenir en Zamora, Madrid, Badajoz, Castellón, Valencia, Barcelona, Gerona, Sevilla, Cádiz, Málaga, Lérida y Guadalajara donde se han bloqueado varios productos financieros, 47 inmuebles y 59 vehículos

La Agencia Tributaria presentó denuncia ante la Fiscalía de Castellón en septiembre de 2016, inicio de la investigación de un depósito fiscal de la provincia para determinar si se estaba usando para evadir el pago del IVA, como sospechaba la Hacienda Pública, lo que permitió descubrir el entramado societario en el que participaban más de 60 empresas de todo el país en la que cada una cumplía un rol. De modo que, unas empresas, las introductoras del producto, compraban las bebidas alcohólicas procedentes de la Unión Europea, que iban al depósito fiscal de Castellón para ser distribuidas a empresas "pantalla" y las "trucha" llevadas por testaferros para eludir a Hacienda.