Desde el primer momento en que se puso en marcha la nueva línea del AVE se barruntaba que el primer tren de la mañana, con salida a las 8.50 horas, era demasiado tardío para aquellas personas que quisieran ir a hacer gestiones a Madrid y asimismo, el último de la tarde, que sale de Chamartín a las 18.50 es un tanto temprano. La situación se complicó aún más al desaparecer el tren hotel, el que cubría el trayecto nocturno y que permitía llegar a Madrid a primera hora de la mañana, aunque fuera a costa de muchas horas de viaje. En los dos años largos transcurridos desde entonces la comodidad del tren y su rapidez (sitúa a los viajeros en Madrid en hora y media) han hecho que este medio de transporte haya experimentado un incremento muy notable de usuarios. Y con el éxito del AVE se incrementó también la demanda para que Renfe habilitase un tren madrugador y otro tardío que pudiera atender las necesidades de las personas que tuvieran que hacer gestiones en Madrid. El hecho de que todos los trenes que unen Zamora y Madrid tengan su origen en Galicia dificultaba esta demanda, ya que para llegar a Madrid a las ocho de la mañana, la hora de salida desde la vecina comunidad debería ser de plena madrugada y seguramente con poco éxito. Por eso hubo que esperar a que Renfe se decidiera a montar un tren propio, con origen en Zamora y Madrid para el madrugador.