Es valorado, pero no está pagado. El tiempo entre costuras de las diez artesanas textiles que ayer se dieron cita en la plaza de la Constitución es su principal arma, pero de doble filo. Como un bumerán.

"La gente no lo valora. A ver, quiero decir que sí lo valoran porque lo ven y dicen "¡Qué bonito!", pero a lo mejor no tienen acceso a pagar lo que cuesta. Llevar una pieza de cualquiera de los que estamos hoy aquí lleva muchas horas y el tiempo que echamos no lo cobramos", denuncia Ceferina Elio Barrio, del taller "La Fuliña" de Puebla de Sanabria. Junto a su telar de bajo lizo de seis pedales, Ceferina se muestra tajante: "Cobramos solo los materiales y el transporte y así no se puede vivir, por eso van a desaparecer todos los oficios artesanales si la Administración no los apoya", advierte.

En la misma línea, Soraya García apunta: "En artesanía los tiempos son idílicos". Para esta burgalesa, el público no está educado para apreciar el valor del trabajo artesanal como el que ella realiza con pintura sobre seda para confeccionar exclusivos cuellos y fulares. Mientras elabora unas ligas para atar los calcetines, la zamorana Herminia Esteban se muestra más optimista: "Aquí en Zamora tenemos la gran suerte de que gracias a los grupos de baile que hay y a las asociaciones que tenemos, esto no se pierde", afirma con una sonrisa. Un mantón de cadenetas del alfoz de Toro, un traje regional con picados, una camisa de lino de los Valles de Benavente y una capa alistana como la que portará Rajoy el próximo fin de semana son algunas de las prendas que exhibe con orgullo en su expositor de bordados e indumentaria tradicional de la provincia.

"A mí trabajar un cinto me lleva cinco horas y los vendo a 25 euros -prosigue Ceferina- y todavía la gente te dice ¿¡25 euros!?", exclama. "Nos hemos acostumbrado todos a comprar muy barato aunque luego no dure, pero te soluciona el momento. Te dicen que en la tienda de al lado compran uno por seis euros que a los dos días seguramente lo van a tener que tirar, pero hoy en día es lo único que se mira en vez de comprar uno por 25 para toda la vida", lamenta.

Al margen de su puesta en valor, intentar buscar procesos metódicos más productivos es una de las principales tareas a las que se enfrentan las diez profesionales del mundo textil que ayer trasladaron sus talleres al centro de la ciudad con motivo de los Días Europeos de la Artesanía. Una iniciativa promovida en la región por la Federación de Organizaciones Artesanas de Castilla y León (Foacal) con el propósito de mostrar el saber hacer de los talleres artesanos de distintos gremios. Así, la plaza de San Marcelo de León fue el escenario del vidrio, la Plaza Mayor de Palencia el de la joyería y el ágora de la Subdelegación del Gobierno de Zamora el de la tejeduría.

Un arte conservado por ejemplo por Charo Prudencio, quien posee un taller en Cepeda de la Mora (Ávila) en el que crea alfombras con la técnica de arraiolos. O también por Barriuso Textil, de Basardilla (Segovia) en el que apuestan por los complementos de fieltro. O por Nela Prieto, de León, quien pinta sobre triángulos de tela de antelina que luego cose para elaborar originales paraguas. O por Irene Pisonero de Villalón (Valladolid), quien restaura viejo mobiliario a través de la tapicería. "Hay que darle una segunda oportunidad a todos los trastos que tenemos, nos hemos acostumbrado a usar y tirar en vez de a reutilizar", reprocha.

Laboriosas creaciones que como concluye la sanabresa de "La Fuliña", no pueden competir con los gigantes del textil ni en precio ni en tiempo, pero sí en calidad.