Las dos son mujeres, artistas y nacidas en los años sesenta. La zamorana Ana Prada y la logroñesa Natividad Bermejo pertenecen a una generación en la que el arte se convirtió en una herramienta reflexiva que cuestionaba su propia naturaleza y que hizo uso de las nuevas fuentes de la cultura popular para desarrollar proyectos en los que el análisis de las imágenes iba unido al cuestionamiento de la representación y sus dispositivos. Sin embargo, sus trabajos se aproximan desde perspectivas contrastadas al concepto de la imagen. Un antagonismo que ahora centra la exposición "Imago"-"Bild" en la galería Estrany-de la Mota hasta el próximo 4 de mayo.

La exposición pone en relación los trabajos más recientes de ambas artistas y potencia las características que los hacen específicos: "un ir y venir entre la representación y la presentación del objeto", señalan desde el espacio expositivo. Desde su título, la muestra propone una reflexión sobre el término latino "Imago", que alude a la idea de "representación", y el vocablo germánico "Bild", cuyo significado remite a la idea de "construcción".

El trabajo de Ana Prada, nacida en Zamora en 1965 y afincada en Londres desde 1989, se ha caracterizado por "un proceso de apropiacionismo de su entorno más inmediato, que descontextualiza y manipula, y aun siendo reconocible, lo transforma de forma que adquiere una nueva identidad. Su práctica es muy cercana a la idea de repetición modular del minimalismo, aunque los objetos producidos en masa que utiliza están deconstruidos hasta el punto de ser imágenes casi irreconocibles", explican.

Por su parte, el trabajo de Natividad Bermejo (Logroño, 1961), aunque ha experimentado con otros formatos como la escultura, la instalación o la fotografía, sobre todo se centra en el dibujo, realizando representaciones básicamente descriptivas y realistas. El proceso mimético de los objetos representados adquieren cierta categoría de monumentalidad a través de la escrupulosidad en el detalle y el interés por las texturas.

Así las cosas, en la muestra figuran distintas piezas de la serie de esculturas "Elixir de la eterna juventud", donde Prada recupera tarros de crema facial que altera a base de recortes encontrando su potencial como componente de una nueva forma escultórica, mientras que en la serie "Preferencia inexplicable" realiza ensamblajes con osos de peluche y jarrones. Y en las creaciones de "Site-specific", "Gases, líquidos y sólidos" y "Curly Bit" continúa su exploración con objetos cotidianos poniendo en evidencia su versatilidad cuando estos son susceptibles de adaptarse a un nuevo entorno a partir de su descontextualización.