Aprovechó el pregonero en su intervención a enumerar algunas de las procesiones que le remueven por dentro. Así, comenzó por la Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús, Luz y Vida, que significan "sobre todo, revivir los recuerdos de quienes me han acompañado durante toda mi vida y que ya no están, al menos físicamente, a mi lado: mis padres, mis familiares y mis amigos del alma".

Del Barrio pisa con otra mirada los barrios bajos de la ciudad con la salida de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. "La plaza de Santa Lucía se convierte en un escenario perfecto para que todos los zamoranos, guiados por los cánticos de los cofrades, hagamos penitencia que nunca viene mal pararse en mitad del camino a reflexionar sobre lo que somos y hacemos en nuestra vida cotidiana", sugirió.

"Para este pregonero, que suele observar la vida cotidiana con ojos críticos y siempre abiertos a lo que dicen o hablan los demás, el acto del Juramento del Silencio es una ocasión única para interpretar una de las dimensiones fundamentales de la vida social: el poder; esto es, hasta qué punto lo religioso, lo civil y lo profano se juntan en un mismo acto para expresar el algo que hemos sido, lo que somos y lo que nos gustaría ser a los zamoranos. Es un momento muy especial y de compleja interpretación", indicó sobre la procesión del Miércoles Santo.