Alfonso Díez Llamas instó a reivindicar "nuestro sitio en este mundo con dignidad y valentía", llamó a despertar "del letargo, de la pesadumbre y la agonía, toca echarle arrestos y demostrar la valía" y pidió que "intentemos que nuestro día a día sea Domingo de Resurrección, que saquemos nuestros mejores atuendos y pongamos nuestra mejor cara", sentenció en la parte final de su pregón pronunciado ayer en Valladolid a instancias de la Casa de Zamora en la capital de la región y que contó con la presencia del diputado de Cultura, José Luis Bermúdez, el concejal de Recaudación y Cuentas del Ayuntamiento de Zamora, José Carlos Calzada y en representación de la Junta por Semana Santa, el presidente de las Capas, Antonio Martín Alén.

Este abogado de profesión y semanasantero desde la cuna, en su primer pregón, entremezcló sus vivencias personales como zamorano emigrante con los sentimientos de un cristiano. "Mi Semana Santa no podía ser solo un canto melancólico, sino de esperanza ante el resurgir de un mañana que siempre está cargado de buenas noticias, de resurrecciones y victorias de vida. Esa es mi Semana Santa está viva porque se refleja en rostros y en personas, en el cariño que me han regalado y me regalan, propio de quienes llevan a Dios en su corazón y te hacen verlo más cerca" afirmó en su recorrido cronológico que comenzó con los preparativos. En su intervención el hijo del periodista y semanasantero Vicente Díez, remarcó que la Pasión en Zamora "es la de la familia y la de las familias".

Este cofrade de Nuestra Madre de las Angustias desde la cuna y cargador con su imagen titular desde el año 2010 y de la imagen de Jesús Luz y Vida, desde hace dos años y también hermano de Tercera Caída, confesó que su Semana Santa es Nuestra Madre y sus hermanos de paso, "los que siempre están ahí y me brindan su apoyo, los que me han enseñado a vivir con autenticidad esta pasión".