Un conjunto que aglutina más de 375 pequeños ecosistemas, en una red de 260 kilómetros de arroyos y donde se albergan lagunas, turberas, lagos y embalses. Así se describe la Sierra Segundera, en cuyas extribaciones está el Lago de Sanabria. Los expertos Javier Morales y Ana Isabel Negro, profesores de la Universidad de Salamanca, sacaron a la luz todos los "secretos" de esta zona en la conferencia que ayer impartieron en el salón de actos del Campus Viriato, dentro del ciclo CulturAlcampus.

Partiendo de la limnología -la parte de la ecología aplicada al estudio de los ecosistemas acuáticos, sus comunidades biológicas y los factores abióticos- los ponentes comenzaron repasando el contexto de los trabajos realizados en las últimas décadas en este complejo lacustre. "Los estudios que se realizan allí no son muy diferentes a los lagos de otras zonas, pero con la peculiaridad de tener una dificultad extra, debido a lo remoto de los lugares y la inaccesibilidad. Esto les hace sitios difíciles de trabajar, incluso en verano, pero muy interesantes, porque albergan comunidades biológicas muy singulares y específicas, adaptadas a estos lugares a veces extremos", explica Morales.

Desde Ecología y Zoología de la USAL se han desarrollado trabajos "de conocimiento de las características geomorfológicas, bióticas y abióticas de gran parte de las lagunas, tuberas y embalses de montaña que se localizan en este complejo", enumera el ponente, que, junto a su compañera, se ha doctorado en estas lagunas de la Sierra Segundera.

Sobre los elementos biológicos de la zona, Morales destaca su gran valor, "ya que son relictos glaciares, es decir, que han quedado atrincherados en estas cumbres al quitarse la glaciación pasada y ahora estas zonas son para ellos como "islas" de las que no pueden escapar", compara. Así, existen numerosas especies de fauna y flora presentes en la distribución boreal y alpina "y no se encuentran ya en la mayoría de Europa, salvo en las zonas donde se replican estas condiciones climáticas", señala.

Sin embargo, a pesar de tratarse de espacios naturales protegidos, no están exentos de amenazas, aspecto que también se trató en la charla del Campus Viriato. El represamiento de algunas lagunas y cambios hidrológicos derivados de la explotación hidroeléctrica, la sobrepresión de la ganadería extensiva, los incendios recurrentes, la introducción antrópica de peces y truchas o el turismo son los "enemigos" de esta zona.

"Los lagos de montaña son sensibles a alteraciones de carácter global, como contaminación o cambio climático, y este es uno de los aspectos fundamentales de estudio en estos momentos, ya que nos permiten comprender los cambios que se están produciendo, así como discernir entre los cambios naturales y los producidos por la mano del hombre", finaliza el experto.