El actor Luis Varela mantuvo el miércoles un encuentro con el público en el Teatro Principal sobre la obra "Héroes", montaje que podrá en escena este viernes en el liceo municipal.

-Con su visita usted cumple con una "deuda" que tenía con Zamora, puesto que el año pasado se tuvo que suspender la representación.

-Tuvimos que suspenderla porque tuve un accidente. Ahora regresamos con una reunión con el público, algo que me apetece mucho porque compartiré aspectos relacionados con la función y responderé a las preguntas que el público quiera hacerme. Me gusta mucho el contacto directo con el espectador que todavía desconoce muchos aspectos relacionados con este oficio.

-¿Qué le motivó a implicarse en "Héroes"?

-La propia función. Cuando me mandaron el texto, me entusiasmó. Es una obra tan bonita que no lo dudé ni un instante. Habitualmente hago colaboraciones en algún montaje en el Teatro de la Zarzuela e implicarme con teatro comercial y hacer una gira tan larga lo he hecho porque me ha gustado mucho la propuesta, sino no hubiera dado ese paso ya que es muy duro estar viajando constantemente.

-¿Qué ingredientes presenta el texto?

-Es una obra muy humana. Es una función en la que la gente se ríe mucho, pero que también hace pensar mucho. No es un montaje al uso. Desde mi punto de vista lo más interesante es que cuando concluye el público se pregunta, ¿de qué me he reído? Habla de muchísimas cosas, incluso de la soledad. Llevamos haciéndola año y medio y todavía hay frases de mi personaje que me sorprenden.

-La obra la capitanea una de las pocas mujeres que dirige en España, Tamzin Townsend, una de las directoras revelación de los últimos años.

-Es una directora de gran talento. Ha llevado la obra con una gran lógica y he aprendido mucho con ella. Durante la preparación del montaje ha dialogado mucho con los actores, lo que me ha resultado realmente interesante.

-Comparte escenario con dos pesos pesados de la interpretación, con Juan Gea y con Iñaki Miramón.

-Fue uno de los alicientes por los que quise hacerlo. Son dos grandes actores con los que da gusto trabajar. Cuando estamos sobre el escenario y los veo trabajar pienso, ¡qué bien lo hacen! Además, como personas con dos seres maravillosos. Hasta ahora nunca había trabajado con ellos, pero sobre el escenario se ha producido una gran conexión. La hora y 40 minutos que estamos sobre el escenario estamos sin parar de hablar y sin salir de escena. Es un texto muy ágil y con mucho ritmo y a veces cuando se te olvida una frase es otro compañero el que te la dice... (risas). Estoy disfrutando mucho con esta obra y con estos compañeros.

-Usted ha estado a las órdenes de grandes directores de este país desde Fernando Fernán Gómez, Álex de la Iglesia, José Luis Garci o Luis García Berlanga, entre otros.

-He tenido la gran suerte de trabajar con los grandes actores y directores de este país desde que era un niño. He trabajado con todas las familias. En una de las primeras películas en las que trabajé "Los jueves, milagro", dirigida por Berlanga, trabajaban los padres de todas las sagas, los Bardem, Ozores, Isbert?

-El contacto con ellos?

-Me ha hecho ser lo que soy como actor. Han sido mis maestros. De ellos he aprendido esa naturalidad, esa forma de hacer... Salían al escenario e inmediatamente, sin que hablaran, sabías que eran el protagonista. Entre todos ellos quizá el que más me ha marcado, mi gran referente, ha sido José Bódalo. Él me enseñó a proyectar, a que se te entienda y se te oiga. Me contrató para su compañía y recuerdo que una de las veces que estábamos ensayando una escena muy dramática que teníamos él y yo, me dijo que lo había hecho muy bien, pero me puntualizó que se lo estaba contando a él cuando se lo tenía que decir a la gente de paraíso y me indicó cómo lo tenía que hacer.

-¿Qué echa en falta en el teatro actual?

-El teatro funciona muy bien y creo que el público sigue acudiendo. No obstante, y por la evolución de los tiempos, en este país se ha perdido un poco la costumbre de ir al teatro. Yo he conocido más de 60 teatros funcionando en Madrid y ahora no quedan ni la mitad. Han desaparecido porque ha surgido una pantalla donde ver películas y series, pero al público todavía le gusta ir a ver buen teatro. En este momento, se está haciendo muy buen teatro, lo que pasa es que no siempre se acierta con los montajes. Además, hay muy buenos actores.

-¿Y buenos dramaturgos?

-También, pero no en la cantidad de décadas atrás. No hay los Buero o Miura de antes, pero en televisión hay excelentes guionistas con textos que conectan con el público

-Unos textos así usted interpretó en "Cámara café".

-Para mí esta incursión en la televisión supuso que la gente joven me conociera, porque hasta entonces yo era conocido para el público de mi generación. Yo durante unos años me dediqué al doblaje de películas e incluso fui director de doblaje y nos encargamos de "Un hombre en casa", por ejemplo, con lo que me aparté del teatro y de la televisión. "Cámara café" fue importante porque a partir de ahí los directores volvieron a recordarme, como sucedió con Álex de la Iglesia o Garci. Fue un trabajo que, sin duda, hizo resurgir mi carrera.

-¿Qué le reporta la zarzuela para volver reiteradamente al género?

-Yo provengo de una familia muy unida a la zarzuela y a la música. Mi abuelo tuvo una compañía muy importante de zarzuela, de hecho tengo la carrera de pianista y a mí la zarzuela es un género que me apasiona, de tal modo que cuando me llaman del Teatro de la Zarzuela para hacer una, suelo hacerla. Soy un amante de la zarzuela y un gran defensor del género que se valora mucho fuera de España. La música de zarzuela es tan importante como la ópera y tenemos unos grandísimos autores que gustan mucho en todo el mundo. La zarzuela no es popular, y menos entre la gente joven, cuando su música es una auténtica belleza.

-¿Llegó a la escena de manera vocacional?

-Siendo niño empecé a estudiar música y hacía funciones de teatro en el colegio. Uno de mis maestros tenía un amigo que era representante y que buscaba a un niño para una obra. Mi profesor le habló de mí y este señor me vio y me contrató. Debido a eso, me vio Fernando Fernán Gómez que me contrató en su compañía y debido a eso me llamaron para otro, y debido, debido, debido... hasta hoy (risas).

-¿Se ha arrepentido alguna vez de dedicarse a esta profesión?

-Puede ser porque es una profesión realmente dura. Siempre me ha quedado la pena de no dedicarme a la música, esa es mi gran espinita. Quizá de ahí mi querencia por la zarzuela.