La abogada de la entidad financiera para la que trabajaba el imputado por el delito de apropiación indebida de 61.000 euros fue especialmente dura con el comportamiento de un empleado al que reprochó, no solo el desprestigio de la entidad, sino el que haya tardado tres años en poner a disposición de los perjudicados el dinero que retiró de sus cuentas personales, valiéndose de la buena relación que mantenía con ellos de absoluta confianza, reiteró la letrada. Un dinero que le permitirá al Banco Ceiss recuperar 24.000 del montante total del dinero que se llevó, cuantía que no ingresó en el cajero automático el mismo día en el que confesaba a sus compañeros de trabajo la práctica delictiva en la que había caído.

La entidad financiera no ha puesto cantidad alguna para asumir subsidiariamente los daños que su empleado causó a los clientes, según fuentes de la acusación particular, que se avino a pedir la misma pena de cárcel que la Fiscalía: un año. Los abogados de las dos acusaciones particulares exigían inicialmente hasta cinco años de prisión, reducida sustancialmente ante las pruebas del acusado de su compromiso de devolver las cantidades sustraídas y los intereses.

Los perjudicados son un anciano al que el imputado solía hacerle todo tipo de operaciones desde hacía 10 años y una ciudadana portuguesa, inmigrante, que confió sus ahorros de toda su vida laboral al empleado, quien sabía que solo sacaba dinero una vez al año para ir de vacaciones.