El "hombre más importante del arte en el siglo XX" de España lleva consigo el nombre de Zamora allá donde va. Esta vez, el historiador y arqueólogo Manuel Gómez-Moreno congregó a varias decenas de aficionados al arte al patrimonio en el salón de actos del Museo Arqueológico Nacional (MAN), en la presentación madrileña del libro "Excursiones zamoranas 1903-1904", cuyos autores, Josemi Lorenzo y Sergio Pérez compartieron mesa el pasado jueves con el conservador de la Fundación Rodríguez Acosta, Javier Moya, y el conservador jefe del área medieval del museo, Sergio Vidal. Ante un público con nutrida presencia zamorana, todos coincidieron en señalar la enorme valía e influencia de Gómez-Moreno en el mundo del arte, la sorprendente (y hasta ahora desconocida) aportación de su mujer, Elena Rodríguez-Bolívar, y el maltrato continuado del país a sus investigadores, a sus historiadores, que después de un siglo siguen teniendo que financiar trabajos como este con su propio bolsillo y esfuerzo.

El aspecto más desconocido, hasta la fecha, que se ponía sobre la mesa del museo radicaba en el papel de la Fundación Rodríguez-Acosta, institución "tutora" del Instituto Gómez-Moreno de Granada. "Cuando don Manuel está muy mayor, confiesa a sus hijas que su voluntad es mantener unido su legado. Estas ofrecen el enorme conjunto de libros, manuscritos y piezas de arte a diversas instituciones y, finalmente, la Fundación Rodríguez-Acosta cede unos terrenos junto a su sede para que se construya el instituto", explicó el conservador Javier Moya.

El representante de la fundación glosó la figura del historiador, a tal punto de definirlo como "maestro de futuros maestros", en referencia a discípulos del granadino como Gaya Nuño, Juan Cabré, Leopoldo Torres Balbás, o el muy reconocible por los zamoranos Alejandro Ferrant, arquitecto autor del teatro Ramos Carrión y profesional con quien Gómez-Moreno realizó el traslado de la iglesia de San Pedro de la Nave a El Campillo, para guarecerla de las aguas del incipiente embalse del Esla. Las palabras de Javier Moya dejaron la sensación de que en el instituto se custodia una especie de diamante en bruto, un tesoro compuesto por 15.000 libros, pinturas de autores como Zurbarán, Ribera, Sorolla o Solana, además de las ahora famosas cartas, recopiladas en 30.000 registros.

Los historiadores Josemi Lorenzo y Sergio Pérez, cuyas raíces comunes nacen en Manganeses de la Polvorosa, convocaron en el Arqueológico a numerosos miembros del instituto benaventano Ledo del Pozo, además de al responsable de la colección Biblioteca de cultura tradicional zamorana, Juan Manuel Rodríguez, títulos que financia la Diputación y edita Semuret. Y ante ellos, el relato del viaje de Gómez-Moreno por la Zamora de 1903 y 1904, con el inestimable papel de su mujer Elena. "Zamora tuvo mucha suerte de que Elena estuviera allí", aseveró Lorenzo. Sergio Pérez, por su parte, recopiló los hallazgos del historiador granadino, entre ellos, el que tocaba: el Bote de Zamora, actualmente en la exposición del Arqueológico que conmemora sus 150 años de vida. La categoría del monasterio de Santa María de Moreruela o el de San Martín, además de la citada San Pedro de la Nave comenzó a forjarse cuando un visionario empleó sus algunas de sus mejores cualidades en realizar el primer catálogo de Zamora.