Sentado sobre un montículo en las aguas primordiales de Nu, el dios egipcio Atum, "el completo", el Sol del Atardecer, único ser existente en el universo, se aburre. La solución que encuentra es masturbarse. No le basta con utilizar la mano en su sagrado miembro, así que se da placer con la boca, formando un círculo sobre sí mismo (pensad en esa perturbadora imagen la próxima vez que veáis un ouroboros, la imagen de la serpiente que se muerde la cola). Al sentir el semen en su boca, Atum no lo engulle, a pesar de sus "divinas proteínas", sino que lo escupe, y de esa mezcla de esperma y saliva surgen Shu (dios del aire) y Tefnut (diosa de la humedad y el rocío).

Este ejemplo mitológico de autarquía sexual lleva inevitablemente a pensar en las posibilidades del sexo oral autónomo. Aparentemente, menos de un 1% de hombres puede alcanzarse el propio pene, y solo un 0,2% tiene la flexibilidad suficiente para realizar una autofelación completa y tratar de engendrar dioses escupiendo después su propio esperma. Me pregunto qué divinidades habrán surgido de Ron Jeremy, uno de los pocos actores porno de cuya capacidad autofeladora ha quedado constancia. Las mujeres lo tienen a priori más difícil para autosatisfacerse oralmente: tienen que avanzar unos centímetros extra. Y para cualquier género es una actividad proclive a contracturas y peligros: me viene a la cabeza el famoso diálogo de Clerks sobre el tipo que se rompió la espalda intentando llegar hasta su propio pene y logró la victoria después de muerto, como el Cid campeador.

Si alguien de ustedes conoce a algún varón al que hayan practicado una "buena felación" y no le haya gustado, por favor, pónganse en contacto conmigo que nos lo llevamos a la tele.

La palabra felación o fellatio deriva de la raíz latina que significa chupar.

De hecho, a muchos le excita más la expectativa de una felación que la del coito.

El aspecto higiénico de la actividad bucogenital, con frecuencia, inquieta a hombres y a mujeres a la vez. Como ya he mencionado en artículos anteriores, la mayoría de nosotros hemos crecido con la idea de que el sexo es "sucio", por lo tanto y siendo así, la idea de tocar con la boca la zona genital se hará muy difícil o incluso, a veces, complicado. Pero quiero decir, hoy y aquí, que con una buena higiene los órganos genitales son tan limpios como el resto del cuerpo; pero si todavía te incomoda acariciarlos con la boca, no tienes por qué hacerlo. Explícale a tu pareja lo que te pasa. ¿Es por miedo a no saber hacerlo? Eso se aprende. ¿Crees que huele mal o sabe mal? Podéis tomar una ducha juntos y lavar sin prisa los genitales del otro. De esta forma tendréis la seguridad de que están limpios, os sentiréis bien, y lograréis así mismo experimentar un enorme placer sensual al enjabonar con suavidad la zona genital de tu pareja. ¿Te produce rechazo el semen? Él no tiene por qué eyacular en tu boca. Es cuestión de hablarlo y llegar a un acuerdo de cómo proceder para que os sea agradable a ambos. ¿Has tenido una mala experiencia? Cuéntaselo.

Una vez que los dos hayáis encontrado una postura placentera, por ejemplo, él sentado al borde de la cama o de una sillón cómodo mientras tú te arrodillas delante con el fin de proceder a la estimulación bucogenital. Otra posición recomendable para la persona estimulada es sentarse sobre el torso del compañero recostado. En esta posición, la persona estimulada se encuentra prácticamente arrodillada ante el rostro de la otra y este tiene la libertad de acariciar los pechos o los testículos mientras recibe la estimulación. Otra: él puede permanecer de pie. Las posturas son cosa vuestra, lo importante es estar cómodo.

Puedes comenzar jugando con caricias por todo su cuerpo con tus manos, pelo, barbilla, labios, lengua. Después puedes besarle lentamente bajando desde su cuello o subiendo desde sus tobillos hasta su zona genital. Acaricia suavemente sus genitales y después deslízate lentamente alrededor de esta zona, hacia el estómago, los muslos, los testículos y el pene. Juega con tu lengua en torno al prepucio y recréate. Cuando el pene esté erecto cógelo con la mano e introdúcelo en tu boca (lo que puedas). Intenta variar la presión y el ritmo de las caricias. Una buena manera de saber cuál es el ritmo que debes adoptar es echar un ojo a los movimientos y a las reacciones de tu compañero. También puedes succionar y espirar calor o mordisquearle y jugar con tus dientes (con mucho cuidado) no todos se atreven con esto. Puedes ir variando la estimulación manual con la estimulación oral. Por ejemplo, también tu mano puede presionar rítmicamente el tronco del pene subiendo y bajando por él mientras tus labios y tu lengua se centran en el glande, que también puedes succionar. Si solo vas a utilizar tus labios y tu lengua, retenlo como lo haría tu vagina. Ahora ya puedes hacer el movimiento de bajada y subida, con movimientos largos, cortos, lentos, rápidos... y no dejes de jugar con el glande.

La clave para que todo esto salga como tú quieres es saber mantenerse relajada/o, sobre todo la boca y su musculatura, y controlar la respiración para evitar posibles contratiempos como la arcada.

Si no has ejercido mucho el arte del sexo oral (en este caso me refiero a la felación) y te notas poco hábil, no desesperes. Con el tiempo y la práctica todo se aprende. Las expertas y las "malas lenguas" aconsejan practicar (hasta que te sientas segura) con un dildo o un vibrador.

Te recuerdo que a parte de tu saliva, para todo ello, puedes probar con lubricantes y geles de sabores.

¡¡¡¡¡Ayyyyy!!!! Qué gran fantasía cumplida sería para el "negro del whatsapp", si alguien pudiera con todo su miembro.