Cuando son ellos los que chupan, besan, lamen, mordisquean delicadamente nuestros genitales, se llama cunnilingus. Cuando somos nosotras las que nos ponemos a ello, se llama felación. Y si queremos hacernos felices a la vez practicaremos el glorioso 69. ¿Cuántas veces hemos oído hablar de "un 69"? Pues bien, este número es una postura del Kamasutra (antiguo texto hindú que trata sobre el comportamiento sexual humano) en la que dos amantes se estimulan mutuamente los genitales con la boca.

En este artículo me voy a centrar en el cunnilingus, en el siguiente me centraré en la felación.

Pero antes de entrar al meollo de la cuestión voy a dar un par de pinceladas de historia.

La primera referencia del sexo oral en la historia se remite al mito de la resurrección de Osiris dentro de la mitología egipcia. Según este, Osiris (el bien) fue asesinado y descuartizado por su hermano Seth (el mal), quien repartió los pedazos de su cuerpo por todo el mundo. Isis y Horus (esposa e hijo) viajaron recogiendo todos los pedazos del cuerpo de Osiris para poderlo resucitar. Sin embargo, no encontraron su pene, circunstancia que no detuvo la perseverancia de los dioses. De este modo, Isis esculpió un pene en arcilla, lo unió a su cuerpo y le dio la vida a través de la felación.

La felación, estando tan íntimamente ligada a la idiosincrasia de los egipcios, no era vista como un mal hábito. De hecho, según lo que se sabe, fueron los egipcios y los fenicios los primeros en utilizar labial rojo entre las prostitutas para distinguirlas como aquellas que eran expertas proporcionando sexo oral.

Caso contrario el de los romanos, una sociedad un tanto más "conservadora". Para ellos la felación fue una práctica que no llegó a ser considerada un tabú, pero según el contexto, no estaba bien vista. Hacer una felación se consideraba una acción pasiva, por lo tanto, fue utilizada para dominar y castigar a los subordinados. Un hombre podía exigir a una mujer, o a otro hombre, cuya clase social fuera más baja, que le realizaran una felación, demostrando así su poder.

Y como curiosidad, la emperatriz china Wu Hu, de la dinastía Tang (683-705 a.J.C) exigía a todos los delegados de su gobierno, incluidos los embajadores extranjeros que iban a visitar su reino, que le rindieran honores arrodillándose ante ella y realizarle un cunnilingus. Pinturas antiguas representan a la emperatriz con las faldas levantadas mientras un hombre le rinde honores. Era su forma de plantar cara ante los hombres que se atrevían a cuestionar su autoridad por el hecho de ser mujer.

Al sexo oral se le ha otorgado pinturas, esculturas, poemas, etcétera. Aunque hay que decir, que hasta hace bien poco se consideraba solo parte de los juegos sexuales. Pero hoy en día, muchas parejas le han dado un valor fundamental. De hecho, para algunas mujeres es la única forma de llegar al orgasmo en pareja, convirtiéndose así, en su práctica favorita.

Y dicho esto entremos en materia. Hay personas a las que el sexo oral les produce rechazo por diferentes cuestiones. Muchas mujeres rechazan el cunnilingus por su educación, por esa frase tan clavada en su memoria: "eso no se hace".

Pero si esa frase no ha hecho mella en tu educación y quieres ponerte a ello vamos a entrar en materia. Lo primero es tener una buena higiene. Una duchita antes de practicar el sexo oral sería lo suyo. No obstante, te puede pillar por sorpresa, si es así, no importa si tu higiene es la adecuada todos los días. Aunque es cierto, que hay personas que aún manteniendo un correcto aseo diario, su olor corporal es muy fuerte. Pues te informo que en el mercado hay multitud de productos que puedes probar como: los geles de masaje (aptos para genitales) lubricantes con sabores y olores, estimuladoresetc.

Un asunto que agobia, en este y otros temas relacionados con la sexualidad, es el hacerlo bien. Existen una infinidad de guías, manuales, vídeos y cómic que te explican cómo realizar correctamente un cunnilingus a tu pareja, pero cada persona es un mundo y lo que le puede gustar a unas, otras, lo pueden rechazar. Así es que, lo mejor es preguntar a tu pareja qué es lo que le gusta o estar atento/a a sus reacciones (respiración, movimientos de cadera) para poder orientarte. Pero si todo esto te resulta muy complicado, aquí te voy a dejar algunas ideas, y si te parecen apetecibles ponlas en práctica.

Lo primero: dile a tu pareja que te gusta el sexo oral y que vas a dedicar todo el tiempo del mundo "al asunto".

Segundo: si no te gusta su olor plantéale un baño.

Tercero: buscar una postura que sea cómoda para ambos, ya que es posible que le dediquéis un buen rato.

Cuarto: No vayas directamente a su clítoris. Empieza con caricias, besos por su cara, cuello, pecho, muslos, brazos, espalda, pies, hasta que notes que empieza a excitarse. Cuando ella necesite "mas" ábrete camino hasta su zona genital. Puedes empezar por el monte de Venus, juguetear con sus labios mayores y menores utilizando la lengua, ¿cómo? Con la punta o parte superior o inferior haciendo movimientos lentos circulares, de lado a lado, de arriba abajo. Puedes presionar la zona justo debajo de su glande, jugar con su periné. La intensidad, primero poca, ya irás aumentando la rapidez y el ímpetu de tu estimulación según su necesidad. Al llegar al clítoris, puede que a ella le guste más la estimulación sobre el capuchón que lo cubre, rotando alrededor de él, por debajo, a los lados. Si le gusta más la estimulación directa sobre el glande aparta el capuchón con tus dedos o que lo haga ella. Y una vez que hayas conseguido el movimiento que te marca, ya sabes, a mantener el ritmo. La lengua no es lo único. Utiliza tus labios, los que también pueden jugar succionando el clítoris con mayor o menor intensidad. Si pasas a introducir la lengua en la apertura vaginal, el tercio derecho es el que te interesa. En esa zona es donde con la adecuada estimulación nos podemos encontrar con el famoso "punto G". Y posiblemente la combinación cunnilingus-estimulación manual (con los dedos o con cualquier juguete sexual) del punto G es una de las más increíbles. Suele ser la técnica más efectiva para el orgasmo. No olvides que cuando ella se vaya acercando al orgasmo el ritmo tiene que ser constante, al menos que te pida otra cosa.

Y para terminar este artículo de hoy tengo que recordaros que, esta práctica sin protección, es una práctica de riesgo. Abordaré el tema de sexo seguro en otro momento.

Mientras tanto, investiga, practica, descubre, pregunta, juega, pero sobre todo, comunícate con tu pareja y, de esta forma, podrás hacer disfrutar y disfrutar tú, al cien por cien, del arte del sexo oral.