La restauración de la cultura de la lactancia materna es imprescindible para mejorar la salud de la infancia, dice el pediatra José María Paricio, que mañana a las 18.00 horas clausura el ciclo de conferencias de Apego Lácteo en el Museo Etnográfico. Autor de "Tu eres la mejor madre del mundo, la crianza de los tres primeros años de vida del bebé", Paricio es partidario de humanizar la sanidad, pero alerta de las algunas corrientes erróneas, como la de los antivacunas.

-¿Qué es la cultura de la lactancia?

-Somos mamíferos, una cultura milenaria que nos ha traído hasta aquí, pero en los últimos 150 años la hemos destrozado.

- ¿Qué factores han influido?

-Los bebés tenían que ser alimentados con leche de mujer, fueran sus propias madres o nodrizas, porque cuando se les daba leche de otros animales de muy pequeñitos fallecían. A finales del XIX se empieza a conocer la composición de la leche, se modifica la de vaca y a partir de ahí se dan unos intereses industriales y comerciales enormes y luego mucho desinterés por parte del mundo sanitario. Había una creencia de que todo lo científico era muchísimo mejor que lo natural, la humanidad europea se emborracha de todos sus avances científicos y se piensa que son mucho mejor que la lactancia natural. Son factores que acaban con la cultura y la técnica de la lactancia materna y centenares de miles de niños empiezan a ser alimentados con leche de vaca modificada. Y eso que se creía en el mundo científico pasa a la sociedad y se convierte en un signo de modernidad incluso. Los biberones eran lo moderno, lo bueno, lo liberador. La transmisión de la cultura de dar el pecho de madres a hijas se pierde y llegamos un momento, a finales del siglo XX, en que la mayor parte de los bebés no están alimentados por leche de sus madres.

-¿Qué consecuencias ha tenido la pérdida de la lactancia?

-Muy nefastas. En el Tercer Mundo fallecen hoy día miles de niños por no ser amamantados el tiempo suficiente y en nuestro mundo rico parece que no pasa nada pero no es verdad. Hay pruebas que demuestran que los niños no amamantados enferman más, de problemas respiratorios, digestivos, van más al médico, toman más medicinas y se hospitalizan más.

-¿Qué hacer para volver a esa cultura?

-Ofrecer información. Cada uno que elija lo que quiera, pero bien informado. Ahora todas las sociedades científicas son favorables a la lactancia materna. También es verdad que en esta sociedad es muy difícil poder dar pecho tranquilamente, habría que facilitarlo más, y que se ha olvidado la técnica, que hay que enseñar.

-Hay un movimiento no solo de recuperación de la lactancia sino también en contra de una excesiva tecnificación de la crianza. ¿Qué le parece?

-A lo largo del siglo XX había mucha mortalidad infantil, se moría un niño de cada diez, y se perfeccionaron una serie de técnicas en torno al parto, muchas de ellas muy invasivas, para disminuir esa mortalidad y en estos momentos fallecen tres de cada mil. Pero no se supo frenar a tiempo y hay una medicina sumamente tecnificada que no sabe comprender que un parto es algo más que una cosa técnica, los protagonistas con una madre y un bebé, la lactancia es un acto de amor entre dos personas. Hay una corriente entre los profesionales sanitarios para intentar humanizar la asistencia en general, no sólo desde al pediatría.

-¿Qué opina de los antivacunas?

-No soy aficionado a las medicinas, sólo son buenas cuando hacen falta. Pero las vacunas son un gran logro de la medicina que está salvando miles de vida en todo el mundo. Los antivacunas viven de absolutas mentiras, de medias verdades, de cosas que repiten de forma sistemática en Internet, se copian unos a otros y dicen verdaderas barbaridades, no tienen ninguna razón. Es verdad que la industria farmacéutica presiona mucho para que sus productos se gasten, pero no por eso deja de ser verdad que una vacuna es eficaz. Hay que tener cuidado de lo que hay que vacunar y de lo que no pero en un país avanzado como el nuestro lo que dice el Ministerio de Sanidad es lo que está más que demostrado. Y si te dice, vacuna del sarampión es porque protege la salud de las personas.

-Pero muchos padres no vacunan a sus hijos.

-Porque están mal informados, están cogidos entre gente antivacunas y profesionales que los desprecian, en lugar de explicarles las cosas. Llegaron a relacionar la vacuna del sarampión con el autismo y es una falsedad total, el que lo dijo se lo inventó por completo, se desmintió de inmediato, pero los antivacunas siguen repitiendo eso como un mantra.

-Hay otro argumento: lo natural es bueno.

-Lo natural no tiene una categoría moral. Los rayos son naturales, pero que no nos caigan encima. Quien dice "yo todo natural" desconoce que la humanidad lleva escondiéndose de lo natural desde el principio: nos refugiamos, nos vestimos, nos protegemos de lo natural porque es muy bestia a veces, muy peligroso.