Ejercicio y salud van más que nunca de la mano en el caso de los pacientes oncológicos. La zamorana Ana Ruiz Casado, que trabaja en el Hospital Universitario Puerta de Hierro, desarrolla una investigación que demuestra los beneficios del deporte para este tipo de enfermos.

-¿Cómo se debe incluir una rutina de ejercicio al paciente oncológico?

-Cada paciente es diferente y somos nosotros los que debemos esforzarnos por darle el tratamiento más apropiado para su situación. Hay pacientes que reciben tratamiento y son capaces de correr una maratón y para otros las expectativas son mucho más pobres. Pero lo cierto es que el mayor beneficio se obtiene con el ejercicio en la gente que menos hace, es decir, la que pasa de no hacer nada a moverse un poco. El beneficio es impresionante.

-¿El deporte también actúa como prevención de la enfermedad?

-Está científicamente demostrado, y la evidencia es muy sólida, que el ejercicio previene el cáncer, al igual que la inactividad y sedentarismo lo favorecen. Una de las causas que más se barajan para la situación que tenemos actualmente de enfermedades cardiometabólicas y cáncer tiene que ver con el estilo de vida, los patrones de dieta y de inactividad. Y está también demostrado que las personas que hacen menos ejercicio tienen más riego de padecer cáncer.

-Muchos médicos optan únicamente por el tratamiento farmacológico, ¿habría que reeducar a los sanitarios para que incluyan estas pautas deportivas?

-Absolutamente. El mundo de la prevención es muy importante y no podemos dejar de insistir en la tremenda importancia que tiene en el cáncer. Lo mejor que podemos hacer es evitarlo, tanto dejando el tabaco como con el ejercicio o alcanzar un índice de masa corporal sin sobrepeso. Además, el ejercicio es muy recomendable para evitar otras enfermedades, como las cardiacas, o la diabetes. Tiene tanto o más impacto que el tratamiento farmacológico, lo que pasa es que cuesta educar a un paciente, tienes que dedicar un rato para convencerle de lo importante que es.

-¿Cómo se convenció usted?

-Llegué a esta conclusión por la ciencia, porque nunca fui una niña deportista. Al contrario, el estudiar el ejercicio me ha llevado a practicarlo, porque he entendido que es fundamental. Así que igual que yo he sido capaz de entenderlo, también lo serán los pacientes si se lo explicamos bien. De hecho, ellos consideran que es el oncólogo la persona que mejor les puede orientar y reclaman que sean estos especialistas los que les hagan las recomendaciones de ejercicio. Obviamente, nosotros solos no podemos hacerlo, necesitamos de la ayuda de los profesionales, pero tenemos que dar el paso de explicarles cuán importante es que incorpore n esa rutina de ejercicio y actividad física diaria.

-A la larga, ¿estos hábitos también supondrían un ahorro para el sistema sanitario?

-Es una de esas grandísimas inversiones, hace ya décadas un famoso epidemiólogo decía que la mejor compra era el ejercicio. No tiene ninguna contraprestación y solo acarrea beneficios.

-¿Cómo animar a los pacientes para sacar fuerzas para el ejercicio?

-Sobre todo explicándoselo, aunque sea solo para caminar. Mi equipo ha identificado que las personas que han tenido cáncer en nuestro entorno cumplen con las recomendaciones internacionales de ejercicio, que son 150 minutos de actividad moderada. Y esto es mucho más que lo que ocurre en ningún país. Las personas que han tenido cáncer sí que lo hacen. Creo que el camino fundamental es explicárselo e indicarles que es muy importante para su salud y que no tienen ningún inconveniente hacerlo.

-¿Cómo está siendo su experiencia en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda?

-La experiencia es extraordinaria. El incorporar a personal experto en deporte en el hospital hace que los pacientes lo vean de otra forma. Hemos conseguido en algunas temporadas entrenar a los pacientes en un gimnasio en el hospital o llevarlos a la universidad en algún proyecto de investigación. Ellos lo viven como algo especial, les cambia la vida no solo físicamente, sino también mentalmente, por el hecho de estar en un grupo que comparten algunos problemas en común pero que no solo se dedican a quejarse o lamentarse de su situación, sino que disfrutan de una actividad muy divertida que les hace sentir bien. Está siendo una experiencia tremendamente enriquecedora, para los pacientes y para nosotros.

-¿Eso facilita la normalización de su vida?

-Y a nosotros nos ayuda a poner los tratamientos, porque un paciente con una buena condición física es un paciente más fácil de tratar y con más garantías de éxito.

-¿Ha mejorado mucho la vida del paciente oncológico en las últimas décadas?

-Creo que sí, aunque carezco de datos objetivos, pero tengo muchos pacientes que trabajan recibiendo un tratamiento de quimioterapia, que van al hospital con el ordenador.

-¿La investigación avanza a pasos agigantados?

-A nosotros la investigación siempre nos sabe a poco, queremos que lleve a la curación del cáncer y eso no ha llegado todavía. Pero, afortunadamente, disfrutamos de cada uno de esos avances, de cada una de esas pequeñas aportaciones sobre todo en el ámbito farmacológico, pero también en la calidad de vida de los pacientes porque a nosotros también nos preocupa mucho y los beneficios del ejercicio es un área importante de nuestro trabajo.