El hombre imputado por el incendio de su piso en el barrio de Pinilla en 2017 en el que falleció su madre acaba de ser condenado a 4 años de cárcel por un intento de robo con arma en una casa de San Frontis (a 2 años y15 días); y por tráfico de drogas (a 2 años), además de a abonar una multa de 900 euros por las lesiones ocasionadas al dueño de la vivienda, al que golpeó con la culata de la pistola en u ojo, y le ató de pies y manos mientras le exigía el pago de una deuda de su hijo.

En el asalto, que se produjo a las 24.00 del 25 de mayo de 2015, participó otro individuo, de complexión delgada, al que no se la ha podido juzgar, y se empleo especial violencia contra el propietario de la vivienda. Describió que fue entreabrir la puerta y verse abordado por los dos hombres, uno de ellos, el ahora condenado, de iniciales OM.E., con una pistola para exigir una deuda de hachís de su hijo, que este corroboró en el juicio, desde la prisión en la que cumple condena.

Además, la víctima, que se encargó de llamar al servicio de emergencias 112 para pedir ayuda cuando los asaltantes abandonaron la vivienda, afirmó en el juicio que los delincuentes habían mencionado el nombre del hijo, lo que ha llevado a la juez a considerar que el detenido y acusado fue uno de los atracadores.

La condena por drogas obedece a la localización en el domicilio del acusado, O.M.E., de marihuana que habría generado unos beneficios de 10.000 euros de haber sido vendida en dosis, de acuerdo con la estimación de los expertos, lo que le ha costado una multa superior a ese valor.

La Policía Nacional que investigó la relación del intento de robo y la agresión con el procesado, actualmente en prisión preventiva como acusado del incendio de u casa, registró el domicilio de Pinilla, donde encontró cogollos de cannabis y resina de esta sustancia, bolsas de plástico para la venta al menudeo y una báscula de precisión para pesar la droga, que dijo utilizar para preparar la marihuana que consumía porque el médico le había prohibido tomar cocaína, speed y alcohol.

El acusado preguntaba "¿dónde está el dinero?" constantemente, declaró el agredido, versión a la que la magistrada de lo Penal le dio credibilidad porque O.M.E. había amenazado con ir a cobrarse la deuda. En la sentencia, se considera posible la comisión de los delitos por los que se le condena a O.M.E. porque, aunque argumenta que estuvo en un bar hasta las 23.20 horas en el barrio de Pinilla y el asalto fue a las 24.00 horas, la juez cree que tuvo tiempo para acudir a la casa de la víctima para robar.

Los atracadores, que actuaron con el rostro cubierto para no ser identificados, le dejaron tirado en el pasillo, donde le propinaron golpes y quedó cubierto de sangre por el culatazo que recibió con la pistola en el ojo, golpe que le impidió ver más, si bien tuvo tiempo de coger un palo y golpear a uno de ellos, el más corpulento, que resultó ser el acusado. La víctima afirmó en el juicio que pudo reconocer la voz y la forma de andar de O.M.E, mientras permanecía en el suelo, donde le ataron de pies y manos, mientras los asaltantes revolvían la casa en busca del dinero. El herido reconoció la voz del acusado porque le conocía de haber coincidido con el un bar en el barrio de Pinilla, manifestó a la Policía Nacional y reiteró en el propio juicio, además describió que tenía un tatuaje de un el brazo izquierdo y de una pantera en el hombro.

El imputado declaró ante la juez que esa madrugada estaba en un bar a la hora en la que se produjo el asalto, aunque admitió que el hijo de la víctima tenía deudas con él por el hachís que le compraba, al tiempo que manifestó que no conocía de nada a la víctima. Los policías corroboraron que encontraron revuelto el domicilio de San Frontis cuando acudieron para auxiliar a su dueño, que "estaba en el suelo con heridas relevantes" y que había gran cantidad de sangre en el pasillo, donde se produjo la agresión.