Medicamentos tan habituales en los botiquines de los hogares como los protectores gástricos pueden llegar a provocar problema de salud si no se toman de manera adecuada ni controlada por un médico. Esa es la conclusión principal del estudio "Análisis de la utilización de inhibidores de la bomba de protones en atención primaria", que el viernes recibía uno de los reconocimientos de la edición 2017 de los Premios de la Academia de Farmacia de Castilla y León. Hasta Salamanca viajó el equipo zamorano autor del trabajo, formado por Alfonso Díaz, María Jesús Hernández y Emiliano Enríquez, para recoger el galardón.

No era la primera vez que Díaz y Hernández recibían un premio de este organismo. Este año, al equipo farmacéutico -reconocido en dos ocasiones anteriores- se ha unido el médico Emiliano Enríquez, que trabaja en el centro de Parada del Molino.

El germen de este estudio se inicia al comprobar que el uso de los inhibidores de la bomba de protones -los denominados protectores gástricos- se ha incrementado de forma notable en los últimos años, "en algunas ocasiones inadecuadamente, con tratamientos no justificados y con duraciones excesivas en el tiempo que pueden ocasionar complicaciones en los pacientes", señala Alfonso Díaz, del Servicio de Farmacia de Atención Primaria de Zamora. "Todo ello nos llevó a analizar la utilización de estos fármacos a largo plazo en un centro de salud de la ciudad", añade.

De esta manera, el estudio se centró en un total de 703 pacientes que llevaban con este tipo de tratamiento un mínimo de tres meses. "Revisamos los datos que figuraban en sus historias clínicas y de todos los incluidos en el estudio, detectamos que en más de la mitad de los casos existía algún criterio inadecuado relacionado, por ejemplo, con la dosis o duración del tratamiento. O que no había justificación para su utilización", enumera. Además, al tratarse de población mayor y polimedicada, se detectó un volumen importante de interacciones entre los fármacos y posibles complicaciones por su uso prolongado.

Estos problemas pueden ser "desde molestias gastrointestinales hasta nauseas o diarrea", pone como ejemplos. Incluso pueden llegar a provocar fracturas de hueso, lo que es altamente peligroso en pacientes mujeres de avanzada edad y con osteoporosis.

De este modo, el estudio sirvió también para que, una vez conocidos los datos, se comunicaran las incidencias detectadas a los médicos para que revisaran y adecuaran los tratamientos a sus pacientes.

Tras este intenso trabajo, sus autores consideran que los inhibidores de la bomba de protones son fármacos "que se utilizan de forma excesiva y a veces injustificada o incorrecta, es decir, la población, en muchas ocasiones, los demanda para problemas gástricos menores o simplemente por el mero hecho de tomar varios medicamentos", alertan. Por ello, advierten de que aunque son fármacos muy eficaces, "pueden producir efectos adversos y complicaciones si se toman durante mucho tiempo, por lo que solo se deben tomar bajo prescripción médica, del mismo modo que tampoco se deben retirar sin su supervisión", aconsejan para finalizar.