Con el objetivo de "promover, defender y divulgar" la fiesta de los toros asume Eduardo Marcos la presidencia del Foro Taurino de Zamora. Marcos, elegido por los socios en la asamblea de la semana pasada para sustituir al dimitido -por "motivos personales"- Miguel Ángel Casas, estará acompañado por David Garrote como vicepresidente y Valentín de la Iglesia como secretario. Marta Clemente -tesorera- , Diego Rodríguez, Dolores Nobre y Ángel Calleja -vocales- completan la nueva directiva.

-¿Es un presidente "obligado" por los acontecimientos?

-Antes era vicepresidente y ahora presidente, aunque este año no tocaban elecciones y se celebraron por la marcha de Casas. Somos el mismo grupo que estábamos antes. Yo soy el presidente, doy la cara, pero somos un equipo de siete personas. No somos una asociación "presidencialista". Todos hacemos de todo y entre todos sacamos el trabajo.

-¿Objetivos?

-Promover, defender y divulgar la fiesta y la cultura taurina. Para ello hay coloquios en los que intentamos contar con toreros o personas vinculadas al sector taurino, exposiciones... Para los socios tienen mucho tirón las visitas a las ganaderías porque ver al toro en el campo es algo muy bonito.

-Y el Bolsín, claro.

-Por supuesto. Es la actividad más importante del año. Damos una oportunidad a los jóvenes valores, los que tendrán que ser el futuro del toreo. En abril celebraremos la séptima edición con más de treinta personas y por primera vez acudiremos a El Pego. La final, como siempre, será en Toro.

-¿Cómo está actualmente el Foro?

-Saneado y creciendo. Somos unos 220 socios. Hay gente mayor, pero también muchos socios jóvenes que quieren colaborar. Todo el que tenga ideas e inquietudes por el tema es bienvenido. No sobra nadie.

-La cultura taurina no atraviesa sus mejores momentos. ¿Es difícil hacer ver que la Fiesta está viva, que tiene afición y que no es cosa del pasado?

-Nosotros así lo creemos, y queremos preservar la cultura y la tradición. No tenemos complejos. Creemos en lo que hacemos. No vamos en contra de nadie. Tenemos que ser valientes y defender la fiesta porque es un momento crucial.

-¿Cómo ve el futuro?

-Está en nuestras manos. Si el público va a los toros, la fiesta continuará. Si dejamos de ir, morirá. El futuro está en el público, pero pedimos al sector que se mueva más, que luche por lo suyo. Al final esto lo tienen que defender también los profesionales, los que viven de la fiesta. Nosotros solo somos aficionados. Son ellos los que se tienen que mover y dar la cara. Y necesitamos más apoyos.

-¿Por ejemplo?

-En los medios. Es fundamental. Los toros son el segundo espectáculo de masas de España y las ferias de Madrid o Sevilla, que son las que más público atraen, no tienen ni un minuto en los informativos generales de la televisión pública, la que pagamos todos. Es injusto. Eso nos ayudaría mucho. Nos bombardean varias horas al día con los tobillos de Cristiano Ronaldo y nos informan del último fichaje del Getafe, pero los toros permanecen ocultos.

-Antes hablaba de meter público en las plazas. A Zamora han venido máximas figuras en los últimos años y no se ha llenado...

-Es cierto. Algo hay que hacer. Creo que habría que innovar, pero siempre manteniendo la tradición del toreo. Es complicado, porque la gente quiere ver a los figuras pero no estamos dejando espacio para los jóvenes toreros. No es lógico que Ponce vaya a Ledesma, por ejemplo. Los nuevos toreros necesitan su espacio, pero eso no lleva público... Es complicado.

-Antes hablaba de que el propio sector debería implicarse. Los primeros, los toreros...

-Claro. Tienen que ser conscientes del momento que atraviesa la fiesta. Si lo superamos, las corridas de toros sobrevivirán. Si no, puede que nos quedemos con pocas ferias importantes que hay en España. Sobre los toreros... La fiesta de los toros, tal y como está hoy, no puede permitirse tener en su casa a José Tomás y a Morante, aunque este ya ha dicho que vuelve. Deben ser consecuentes. José Tomás, por ejemplo, tiene que torear en España, en plazas importantes, para que se hable de toros. Todo esto crea afición.