Una actuación en cuestión de segundos tras una parada cardiaca resulta determinante para salvar vidas. De ahí la importancia de que cada vez existan más espacios "cardioprotegidos" que cuenten con un desfibrilador y personal que sepa manejarlo. Según los datos facilitados por el Instituto de Estudios de Ciencias de la Salud y recogidos por Europa Press, la Junta de Castilla y León tiene registrados cerca de 700 aparatos de este tipo en la comunidad, 36 de los cuales están instalados en Zamora, la segunda provincia que posee el menor número de estos dispositivos solo por detrás de Ávila y lejos de Burgos, territorio que encabeza el listado con 188 desfibriladores.

En cuanto a las autorizaciones para el uso del DESA (Desfibriladores Externos Semiautomáticos) por personal no sanitario, al término del 2017 se habían concedido 32.886 a residentes en la comunidad, 1.440 de ellas en Zamora (el número más bajo de licencias de la región). Además, no todas están en vigor, dado que caducan a los dos años.

Por último, en referencia a las 82 empresas formadoras autorizadas, solo tres estaban afincadas en la provincia. En este sentido, cabe recordar que en 2008, la Fundación Instituto de Estudios de Ciencias de la Salud de Castilla y León solicitó el alta como empresa formadora en la materia. Desde entonces, el centro ha formado a unas 9.000 personas en soporte vital básico y DEA (Desfibriladores Externos Automáticos), aunque no todas siguen habilitadas por el Gobierno autonómico para usar el dispositivo dada esa necesaria renovación cada dos años. Asimismo, desde 2012 la entidad amplió la formación en este tipo de actuaciones a los efectivos de la Guardia Civil de la comunidad. La labor se inició en la Comandancia de Soria y luego se sumaron las de Palencia, Burgos, León, Salamanca y Zamora.