"Las grandes marcas buscan más generar una imagen en torno a un concepto que crear prendas que sean ponibles". Esta es la respuesta a la gran pregunta que suele hacerse cualquier persona ajena al mundo de la moda, cuando ve un desfile en televisión. "Cuando la gente compra un perfume o un bolso de Dior o de Versace, adquiere un pedacito de ese universo para sí". Son reflexiones del diseñador zamorano Raúl Madrid, que el próximo lunes presenta su colección "Education makes the nation" en el espacio Samsung Ego de la Madrid Fashion Week, es decir, la célebre Pasarela Cibeles, con la marca Madrid-Manso.

Detrás de esa presentación hay un complejo proceso de abstracción de la realidad: elegir el "leitmotiv" de la colección, traducirla en imágenes y, finalmente, crear prendas que se vestirán en una pasarela. En el caso del zamorano, que trabaja en La Fábrica de la tele, el impacto producido al ver la película "La lengua de las mariposas", que lleva al cine un relato del escritor gallego Manuel Rivas, regresó a su cabeza, con la seguridad de poder "sacar algo más" de aquella experiencia.

La relación entre dos personas de distinta edad -un profesor casi anciano y Pardal, un inocente niño- lleva a Raúl a pensar en todos aquellos docentes que le han acompañado a lo largo de su vida, "despertando las ganas de aprender" en los alumnos. Ese "Education makes de nation" se refiere a la capacidad de la Educación, "la buena", para construir un país. "El proceso de aprendizaje no tiene que ser algo que haga sufrir, también puede transformarse en algo placentero", defiende.

El concepto esta ahí, sí. Pero, ¿cómo llevar esos sentimientos a la pasarela? "Comienzo a crear una serie de iconos, de símbolos, una paleta de colores con los tonos que me sugiere la película", revela. Y todo acaba en una colección que actúa como "puente entre la ropa infantil y la de adulto", con características como "la desproporción en las tallas de las prendas: hago prendas con las mangas muy largas, guiños a vestidos colegiales, alusiones a la ropa tradicional a través de distintos tipos de nudos, bufandas?", explica el joven diseñador.

¿Y qué fin tiene este esfuerzo creativo? "Está claro que del arte no se vive, o viven solo unos pocos. Trato de generar una respuesta, una reacción, y gestionarla a mi favor, claro", responde Raúl. Esta incursión en la Madrid Fashion Week es la propuesta más seria del zamorano hasta la fecha, después de dos experiencias surgidas al calor de la universidad.

La primera tuvo lugar, precisamente, como trabajo de fin de carrera -ha estudiado en el Centro Superior de Diseño- en el Teatro Real de Madrid. Entonces, Raúl Madrid trató de expresar las emociones propias de la relación entre abuelos y nietos, evocando a su propia abuela materna, Isabel. En aquella carta de presentación, denominada "Yaya", el modisto apostó por elementos en vichy rojo, tejidos que recuerdan a toallas y mandiles, formas que recuerdan a trapos anudados?

Y la segunda fue más espontánea, con motivo de un viaje a Lanzarote, donde una de sus mejores amigas serviría de modelo. Entonces, Raúl Madrid eligió telas blancas y tejidos fluidos tratando de plasmar el concepto de la amistad en prendas que él mismo confeccionó para que la anfitriona de aquella escapada a la isla luciera los diseños.

De ambas quedan las fotografías, pero la del próximo lunes es una auténtica sorpresa. De nuevo, la pasarela medirá la capacidad de un diseñador para transformar en moda experiencias vitales. Ahí es nada.