Son muchas las localidades de la provincia que han perdido población. Algunas incluso tienen ahora menos de la mitad de los vecinos que tenían en 1996. En proporción al número de habitantes en ese periodo el pueblo que más ha retrocedido ha sido Villar de Fallaves, de 115 a 46 empadronados, seguido de Villanueva de las Peras, de 206 a 83, Granucillo, de 288 a 133, Pobladura de Valderaduey, que baja de 84 a 39 residentes, Vallesa de la Guareña, que pasa de 194 a 90, Villalube, de 349 a 164, Justel, de 188 a 89, Quintanilla del Olmo, de 67 vecinos a 33, Porto, de 363 a 179 y completa la decena Prado, que cayó de 114 vecinos a 57. En todos estos casos los habitantes perdidos en estas dos décadas superan al número de empadronados que tienen en la actualidad. Hay también otra gran cantidad de localidades que pierden población y muy pocas las que la ganan, y entre ellas está la ciudad de Benavente.