Los pantanos y embalses de la provincia de Zamora han comenzado el año con buenos datos. Dentro de que la situación todavía es seriamente preocupante, la realidad es que las precipitaciones de las últimas jornadas -aunque ciertamente escasas- han servido para que los pantanos cojan algo de impulso.

Los datos del Ministerio de Medio Ambiente indican que, a fecha del dos de enero, las reservas de agua en la provincia de Zamora rozan los quinientos hectómetros cúbicos de agua -499 exactamente-. No es ninguna barbaridad, pero el dato equivale a un aumento de 26 hectómetros cúbicos en apenas una semana, lo que equivale a un repunte del 1,47% que eleva el total de agua embalsada al 28,24% de la capacidad total de los pantanos, ya muy cerca del treinta por ciento.

La comparación con los datos del año 2017 sigue siendo negativa, lo que indica que la situación tiene todavía muchísimo margen de mejora. A estas alturas del año 2017 los embalses y pantanos de la provincia de Zamora sumaban un total de 657 hectómetros cúbicos de agua acumulada, lo que se traduce en el 37,18% de la capacidad total. Es decir, el agua acumulada hace exactamente doce meses era un diez por ciento más que la que hay en la actualidad.

La comparación con los datos medios de los últimos diez años pone de relieve la realidad de la situación actual. Normalmente, según los datos que manejan el Ministerio de Medio Ambiente y la propia Confederación Hidrográfica del Duero, durante estos meses es cuando los pantanos se encuentran en sus mejores semanas en lo que a agua acumulada se refiere. La media de la última década indica que Zamora ha comenzado el año con 885 hectómetros cúbicos almacenados para el consumo humano, lo que se traduce en un cincuenta por ciento de la capacidad total de las distintas reservas de agua que hay en la provincia. La cifra actual es muy inferior.

La tendencia de los últimos años es que las reservas de agua aumenten durante los próximos meses hasta que toquen techo, aproximadamente, en el mes de mayo, cuando ya haya concluido el deshielo en las zonas de cabecera de los ríos. Si empieza a llover y los pantanos se recuperan la situación podría ser muy similar a la que se vivió durante el ejercicio 2016. Entonces los pantanos comenzaron el mes de enero con unas reservas de agua que aumentaron en unos quinientos hectómetros cúbicos en solo tres semanas.