El artista Miguel Elías Sánchez exhibe más de 40 obras en la exposición que lleva por título "Moto ni Modoru. Maternitas, Maternidad" en las distintas plantas del Museo Etnográfico de Castilla y León.

-¿Cómo surge la exposición?

-Por petición de la Asociación de Apoyo a la Lactancia de Zamora tras ver algunas de las maternidades que había colgado en la red. Algunas de sus integrantes me pidieron que realizara una exposición con esos trabajos, pero no las quería exhibir ni vender al tratarse de un trabajo realizado por el fallecimiento de mi madre. Dos años después vuelven a proponérmelo nuevamente.

-Y ¿se pone a manos a la obra?

-Algunas obras ya estaban hechas, como los haikus de una gran poetisa y calígrafa del siglo XVIII, Chiyo. Además, he realizado obras de macrocaligrafías que he pintado este verano en mi estudio en la localidad de Uña de Quintana aunque, por problemas de espacio, se ven únicamente bocetos y alguna pieza grande. Entre las 48 obras exhibidas, destacaría el gran enso, una pieza que exige mucha concentración por el tipo de obra y por sus dimensiones. Son casi tres metros por tres metros de pieza. Es el símbolo de la pintura zen y consiste en hacer un trazo sin corrección ninguna con un pincel tibetano.

-Sus creaciones dialogan con las piezas presentes en el discurso expositivo del Museo Etnográfico.

-La idea de establecer un diálogo entre mis piezas y las del centro se me ocurrió a mí. Aparentemente eran planteamientos muy alejados y la sorpresa fue cuando recorrimos las salas la conservadora del centro, Ruth Domínguez, y yo, ella hablándome de lo tradicional y yo hablándole de lo japonés vimos que hay una confluencia enorme cultural en tradiciones, gustos e incluso en ciclos. Ha sido una apuesta muy atrevida por parte del Museo Etnográfico que cuadraba perfectamente cuando nadie se espera una simbiosis gran grande.

-En la muestra da a conocer la caligrafía japonesa bastante desconocida.

-Para mí esta muestra es un compromiso que asumí con mi maestro porque conforme fui pasando por los distintos estadios hasta que te entregan el sello de pintor, una de las cosas a las que te comprometes es a la divulgación de este arte. La esencia del sumi-e y de la caligrafía sodo, su arte más tradicional, conllevan la obligación de difundirlos. Toda sabiduría, según su filosofía un pensamiento que yo comparto, supone que todo conocimiento está hecho para transmitirlo a los demás.

-¿Qué técnicas trabaja?

-El público que se acerque puede descubrir la técnica de la pintura sumi-e, la pintura zen. Es muy austera porque emplea pincel, tinta negra y papel, aunque en algunos casos las caligrafías están hechas sobre lienzo. Este sistema pretende, con los mínimos elementos, hacer la máxima expresión.

-Junto con caligrafías presenta escenas de la vida cotidiana de la mujer.

-Sí hay muchas. Lo he hecho porque me apetecía presentar cómo es la vida de una mujer japonesa. Japón, una sociedad que me cautivó hace más de doce años hasta el punto de abandonar la pintura occidental por la japonesa y por trabajar con mi maestro, cada vez que lo visito me doy cuenta de que es un país que está evolucionando gracias a la mujer. Dentro de una sociedad tan ancestral y tan antigua, la modernidad la está haciendo la mujer pese a ser una sociedad machista y muy tradicional.

-Llama mucho la atención una instalación situada en la zona de la rampa.

-Son 19 papeles de fibra de bambú con pintura sumi-e de flora, de 17 metros de altura, relacionada con la flora botánica que representa lo femenino que aparecen en el libro "Botanica in originali seu Herbarium vivum...", del que hay tres ejemplares en el mundo y uno está en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca. En estos papeles hago una alusión simbólica de relacionar la flora con la mujer a través de la representación del lirio como pureza; hasta la flor del pensamiento que es la mujer meditativa?. También he incluido en la muestra un kimono de Fely Campo, una pieza muy emblemática; kakemonos enmarcados de original japonesa, poemas caligrafiados sobre fibra de bambú así como poemas en japonés, castellano e italiano de autores como Rafael Ángel García o Alfredo Pérez, o una pequeña diosa madre íbera hecha en terracota que exhibo por primera vez.

-¿Por qué?

-Porque es la pieza que representa la figura de la maternidad. La hice con tan solo siete años. No soy escultor, soy pintor y fue un ejercicio que me mandó mi maestro de entonces y era una copia de una maternidad íbera que hay en el Museo de Alicante. Hasta el momento no me había planteado exponerla, pero era una pieza que quería mucho mi madre. Además la obra, por su material, es el enlace con el origen de la vida, con la tierra.

-También presenta una escultura de un buda. Háblenos de ella.

-Es una temática que comencé a trabajar hace un tiempo y prosigo con ella. Me llamó la atención un templo dedicado a los niños fallecidos neonatos o incluso a los pequeños que han muerto al poco de nacer. Jizo es una divinidad muy popular en Japón que también es protector de mujeres embarazadas y niños enfermos. Me traje algo de tierra del Tibet y ya en España modeé este buda. Posteriormente he llegado a hacer unos 15. Mi objetivo es llegar a hacer unos 80 pequeños budas caligrafiados del tamaño de un niño de cuatro años. Junto a estas figuras me gustaría realizar una macrocaligrafía con una oración zen.

-Es su primera exposición en el marco del museo regional asentado en Zamora.

-Emocionalmente para mí es un homenaje a mi madre y a mi madrina. A mayores yo tenía muchas ganas de hacer una exposición monográfica centrada en el tema de la mujer y aquí se cumple. Es mi gran homenaje a la mujer, pues siempre he pensado que si esta sociedad fuera matriarcal nos iría mucho mejor porque la mujer tiene una sensibilidad más agudizada para el bien común que el hombre. Quiero dar visibilidad a la mujer frente a la marginación que existe en el arte, pues cuando vas a un museo y rastreas en busca de pintoras conocidas y que son mejores que los hombres famosos, no las encuentras casi. Eso sucede porque la historia del arte la han escrito los hombres y ahora estamos en pleno cambio. El curso pasado disfruté impartiendo a los alumnos de la Universidad de la Experiencia un curso sobre mujeres artistas y hasta ellos se dieron cuenta de la cantidad de creadoras de gran calidad que no se conocen. Todo el mundo conoce a Manet pero quién a Berthe Morisot... mucha menos gente y quizá su nombre es más conocido por haber sido su amante cuando era mejor pintora que él. Camille Claudel es muy desconocida y cuando ves su obra te das cuenta de que cuando Rodin se estaba copiando a sí mismo ella hacía obra sorprendente y original. Él bebió su última etapa de Claudel.

-Usted realiza una visita a la muestra mañana miércoles.

-Efectivamente mañana el día 3 a las cinco de la tarde haré una visita guiada a la exposición a la que seguirá una interesante conferencia a cargo del biólogo y profesor de investigación del CSIC, Miguel Delibes de Castro, que hablará de "Pequeño mamífero" dentro de las conferencias impulsadas desde Apego Lácteo. A mayores realizaré un taller de sumi-e y suiboku el 21 y el 28 de enero pensado para adultos