Tiene refranes para todo. Incluso para casi todos los días del año. Un día tomando unas cañas, su hermana le propuso hacer una agenda. "Yo no soy muy de leer libros pero agendas sí que compro", le argumentó. Pero había que buscarle un hilo conductor: los refranes. ¿Refranes? A la zamorana Sandra Broa le pareció una idea "viejuna" y aburrida, pero le dio una vuelta de tuerca. Con una portada "supermolona", como ella misma dice, la joven programadora informática y bloguera acaba de publicar su agenda para 2018 con más de un centenar de refranes "gamberros". Sus favoritos: "El heno corto o largo por junio ha de estar segado" (y la ilustración de una joven depilándose las ingles) y "Amor sin sacrificio, más que a amor, tira a fornicio", este último premeditadamente incluido el 14 febrero, día de San Valentín y, por ende, de los enamorados.

Precisamente el amor, o más bien el desamor, fue uno de los fundamentos para abrir su popular blog. Eso y el hecho de alcanzar la treintena, edad en la que se dio cuenta de que se le había juntado el acné con las patas de gallo. En 2010, Sandra Broa sopló las treinta velas poco después de que su novio de toda la vida la dejara. A raíz de la ruptura, esta pizpireta zamorana redescubrió una nueva vida: la de soltera. El celibato le trajo consigo un sinfín de situaciones absurdas y descacharrantes de las que no daba crédito ni ella misma. "Me pasaba de todo, di con todo tipo de especímenes? hasta un friki para ligar conmigo se inventó que tenía una fábrica de bombillas en Nueva York", recuerda entre risas. Todo el mundo coincidía: esas cosas solo le pasaban a ella. Y decidió contarlas.

A través de www.treintay.com, Sandra comenzó a relatar sus rocambolescas historias de treintañera, pero no de una treintañera cualquiera. En este sentido, recuerda que cuando tenía 25 años y vio la película de "El diario de Bridget Jones", le encantó. Sin embargo, cuando la volvió a ver a los 30, le encabronó. "Me parecía una llorica, no hacía más que quejarse de estar gorda y de decir que no le podía gustar a los tíos? ¡me ponía negra!", exclama con furia defendiendo con ahínco la perfección de los treinta. "Son una edad fantástica: tienes el culo más caído, pero también más claro lo que quieres y tienes más seguridad en ti misma", arguye.

Su optimismo y su singular gracejo atrajeron a miles de personas a través de la pantalla. En 2013, en plena eclosión de su página, recibió el Premio Bitácoras al "Mejor Blog Personal". Y se formó la tormenta perfecta. Su número de seguidores en Facebook se disparó hasta superar la barrera de los 100.000 y al año siguiente fue nuevamente nominada aunque en esta última ocasión como "Mejor Blog de Humor" y como "Mejor Blog del Público", lo que significa que fue una de las bitácoras más votadas, ojo, de entre los más de 15.827 blogs que participaban en el concurso nacional.

La concesión del galardón le animó a traspasar la pantalla y seguir contando sus aventuras y desventuras a través del papel gracias a su primer libro titulado "No sé si tirarme al tren? o al maquinista", el cual le propició una nueva alegría. Después de llevar ocho semanas consecutivas en el "Top 10" de los libros más vendidos de humor a través del gigante Amazon, la publicación logró situarse el 3 de septiembre de 2016 en lo alto de la clasificación, por delante de best sellers como "Harry Potter y el legado maldito" o "Los herederos de la tierra".

Recientemente, la autora publicó la segunda parte "Se me pasa el arroz pero no el conejo" (Dolmen Editorial), presentada en la segunda edición del Congreso de Escritores de Zamora, y ahora lanza la agenda de refranes "con vidilla", según sus palabras.

A los seis años abandonó la provincia de Zamora para trasladarse a Valladolid. Y fue entonces, con el cambio de residencia, cuando se percató de la falta de conocimiento de los refranes, esos dichos agudos y sentenciosos de uso común (RAE dixit). "Mi hermana y yo decíamos refranes castellanos supertípicos y nos dimos cuenta de que no los conocía nadie, entonces la agenda también puede servir para levantar el interés entre las nuevas generaciones que están perdiendo la tradición del refranero popular pero con un toque gamberro", argumenta.

Frente a las agendas rococó llenas de dibujos y pegatinas, la de Sandra Broa está diseñada con un fin más práctico de tal forma que deja la "mayor cantidad de hueco aprovechable". "Una vez me regalaron una agenda muy cuqui pero luego no tenía ningún hueco para escribir en cada día y me pesaba un kilo en el bolso, entonces la mía quería que fuera más pequeña y aprovechable", explica.

De tamaño A5 y a semana vista, cada semana incluye tres refranes con divertidas anotaciones, cambios de horario y de estación así como portadas para los doce meses e ilustraciones realizadas por ella misma, mujer refranera, medida y certera.