Castilla y León perdió en los seis primeros meses de este año 12.076 habitantes y fue la autonomía que experimentó un mayor declive demográfico, ocupando el farolillo rojo a mucha distancia de Galicia y Castilla-La Mancha, las otras dos con peor comportamiento, que vieron bajar su población en 6.554 y 6.176 personas, respectivamente. Castilla y León perdió en seis meses 6.534 hombres y 5.543 mujeres. El desplome poblacional de la Comunidad se produjo por tres factores, un saldo vegetativo negativo de 7.906 personas, es decir, fallecieron muchos más habitantes de los que nacieron; junto a la salida hacia otras autonomías de 3.714 ciudadanos; y hacia otros países de otras 456.

Un análisis pormenorizado de los movimientos migratorios interautonómicos, refleja que salieron hacia otras autonomías 3.104 nacionales y 610 extranjeros. Asimismo, el estudio refleja que la mayor parte de los castellanos y leoneses que se marcharon a otras partes de España, lo hicieron en el semestre de estudio a Madrid, con un saldo a favor del territorio vecino de 2.120 personas.