El interior del Ayuntamiento de Zamora está experimentando un auténtico lavado de cara tras cerca de una veintena de años sin reformar. Una intervención que, tras comenzar en el vestíbulo de Alcaldía y pasar por la entrada principal y las escaleras, se ha trasladado ahora al Salón de Plenos. La habitación noble de la Casa de las Panaderas era, en la jornada de ayer, poco más que un almacén, con los escaños apilados unos encima de otros y las mesas de los concejales desmontadas. La actuación incluirá el repintado total de las paredes y la mejora del cableado eléctrico y de las comunicaciones. Trabajo necesario para adaptar las dotaciones municipales al siglo XXI.

El alcalde, Francisco Guarido, utilizó el último Pleno correspondiente al mes de noviembre para defender esta intervención integral en sede consistorial. "Se trata de un edificio protegido por el que pasan muchas personas entre aulas de alumnos, turistas y participantes en celebraciones como bodas, por lo que tiene que existir cierta presentación en las instalaciones", aseguró el regidor. El remozado de la Casa de las Panaderas arrancó pocos meses después del inicio del mandato bipartito de IU-PSOE con el arreglo del denominado "sofá rojo" con un coste de 1.500 euros que generó una amplia polémica a nivel local y nacional. Posteriormente, el equipo de Gobierno decidió invertir en el vestíbulo principal y las escaleras de acceso a la primera planta, donde se procedió a la limpieza de las vidrieras, la reposición de la alfombra, el barnizado de las maderas, el pulido del suelo y el abrillantado de las lámparas. Los operarios, finalmente, se han trasladado hasta el Salón de Plenos, que luce a día de hoy completamente desmontado a la espera de su adecuación. "Son espacios abandonados y deteriorados únicamente por el paso del tiempo, pero la actuación es necesaria para dar presencia a un edificio protegido como este", apuntó Francisco Guarido.