"No les dijo que iba a penetrarles, no se les informó" sobre el masaje, por lo que las dos mujeres "no han podido consentir lo que hizo sobre sus cuerpos" el dueño del establecimiento de terapias de salud alternativas de la provincia, la penetración vaginal con sus dedos y su pene, durante el "Masaje de la Diosa", sostuvo la fiscal.

Por ello, mantiene la petición a la Audiencia Provincial de 10 años de prisión para el imputado por abusos sexuales, de iniciales A.A.M., acusado de dos delitos "contra el derecho a la libertad sexual, la dignidad y la sexualidad" de las dos presuntas víctimas, que llegaron de Canarias para participar en un curso de Rebirthing de la Escuela de Leonard Orr en el establecimiento. "Fueron atacadas en esa libertad sexual, hubo intimidación en sentido literal", agregó, "no creyeron nunca que les iba a ocurrir lo que ocurrió". Y si bien se puede argumentar que el procesado no emplea medios violentos para someter a las dos mujeres a sus deseos sexuales, salvo el cuchillo de hueso romo que pasa por sus cuerpos y su desnudez para manipularlos, la fiscal se remite a una sentencia de la Audiencia de Gerona que "dice que cuando no hay violencia y los tocamientos son sorpresivos, son conductas que por su carácter sorpresivo y súbito, la víctima no se espera lo que va a pasar y no se puede defender de lo que no espera".

La fiscal, que reiteró la petición de 5.000 euros para cada una de las denunciantes por los daños morales sufridos, otorgó toda la credibilidad a las denunciantes porque la declaración de cada una durante el juicio "es completa, totalmente veraz y ratifican todo lo que han dicho ante la Guardia Civil y el Juzgado de Instrucción", un relato que coincide con el que efectuaron en el juicio los compañeros de las dos mujeres.

La fiscal aludió al testimonio de las dos psicólogas que han tratado a las presuntas víctimas del trauma y las secuelas "compatibles" con el abuso sexual, según indicaron. Un testimonio que le sirvió para explicar que si ninguna de las presuntas víctimas abandonó la cabina del masaje para evitar la supuesta agresión fue porque "es muy común que en estos casos se bloqueen y no hagan nada, ni se defiendan", parafraseó a las dos profesionales.

¿Por qué no se van de la cabina de masajes?, ¿por qué no reaccionan?, la fiscal respondió a sus propias preguntas: se lo impidió el estado de "aturdimiento" que sufrían ambas, "abrumadas y desconcertadas" y lo sorpresivo de la penetración, "incluso temen que si se enfrentan al acusado será peor". Recordó que las dos mujeres describieron cómo se quedaron totalmente paralizadas, con los ojos cerrados, con el único deseo de que todo acabara pronto cuando el imputado comenzó a realizar tocamientos en los genitales y a penetrarlas con los dedos y el pene, una reacción que las psicólogas describieron como la normal en este tipo de delitos contra la libertad sexual de las personas.

Volvió sobre las palabras que el procesado dirigió a una de ellas, la que había sufrido abusos sexuales con 8 años, cuando el masajista el dijo "ahora no lo entiendes, espero que lo entiendas más adelante" al recibir el reproche de la mujer por haberla penetrado con los dedos. Una expresión que para el Ministerio Público confirma que hubo un comportamiento sexual no consentido por la clienta, quiromasajista.

Asimismo, se remitió a los testimonios de otros alumnos del curso que describieron a las dos denunciantes como "hundidas, muy mal", especialmente una de ellas, "no eran las mismas a partir de ahí", aunque "la defensa dirá que eran dos mujeres vulnerables, una con depresión y la otra que sufría mobbing", ellas "se sienten agredidas" por la conducta del procesado, abunda la acusación pública.

La fiscal describió a dos mujeres "que se quieren ir" después del abuso, pero "están perdidas en medio del campo, no saben qué hacer, tienen los billetes de vuelta a Canarias para dos días después y están en una situación muy desamparada", por eso denuncian al llegar a sus casas.