"Cuando llegué era de locos. No tenían ni idea de dónde meternos para cambiarnos". Pacientes que "estrenaron" el servicio provisional de resonacia magnéticas mediante un equipo móvil que sustituye a las instalaciones fijas mientras se renueva el aparato han mostrado su queja por las icomodidades que presentan las instalaciones.

Este diario ha posido hablar con algunos de los pacientes que han sido atendidos durante los primeros días de la resonancia magnética, quienes explican los problemas que tuvieron para hacerse la prueba. Las obras de renovación de la resonacia magnética han obligado a Sacyl a colocar un equipo móvil en el aparcamiento del hospital Virgen de la Concha, que está conectado con el interior del edificio mediante una de las salidas de emergencia que da a un pasillo del centro, en la zona de Rehabilitación. El caso es que los primeros pacientes no tenían sitio donde cambiarse y tuvieron que desvestirse tras un improvisado biombo en una de las consultas de la zona.

Después tenían que recorrer el pasillo, "helador", vestidos con la liviana protección de uno de los camisones del hospital, hasta llegar a las escaleras de acceso al remolque, con una aparente escasa consistencia. Y una vez dentro, moverse por el angosto espacio disponible en el que apenas hay sito para el paciente y el técnico que realizar las resonancias. "No sé como se las arreglarán cuando tengan que hacérsela a un paciente ingresado que llegue en camilla", explicaba uno de los afectados. Una vez dentro, el timbre para avisar de cualquier problema no funcionaba "y me dijeron que si tenía que avisar moviera el pie". Son las molestias, en fin, que relatan los pacientes, aunque este diario sólo ha podido localizar a algunos que estuvieron en los primeros días. "Supongo que a medida que pase el tiempo mejorarán algo las cosas", decía uno de estos afectados. En cualquier caso las resonancias se hacen y se espera que no sea demasiado el tiempo que esté la instalación provisional, un mes.