Los profesionales de enfermería de Zamora llevan a cabo varios proyectos de investigación que tienen como finalidad mejorar la calidad de vida de los enfermos, muchas veces mediante la educación o formación del propio paciente y sus familiares en ámbitos tan dispares como la diabetes, prevención de caídas, alergias o el descanso nocturno de las personas ingresadas. Es una de las conclusiones que se puede sacar de la IV Jornada de Investigación en Enfermería celebrada durante la jornada de ayer en el salón de actos del Complejo Asistencial de Zamora donde se presentaron una veintena de trabajos fin de grado y comunicaciones, indicó la directora de Enfermería del Complejo Asistencial, Ana Belén Báez

Uno de los proyectos es el del paciente activo en diabetes tipo 2. El 10% de la población es diabética y de ellos entre un 85 y un 90% tiene diabetes tipo 2, una enfermedad que se puede controlar con algunos factores de riesgo modificables, como el exceso de peso, sedentarismo, tabaco, hipertensión arterial o colesterol alto. Los programas de autocuidado, además de incidir positivamente en la salud del paciente, reducen las consultas y urgencias así como el tiempo de estancias hospitalarias. En la región se formaron 32 enfermeras (dos de ellas en Zamora) y una médico de familia. Fueron ellas las que se encargaron de formar a los pacientes formadores, con un total de cinco grupos en el área de Zamora. Y posteriormente son estos pacientes formadores los que se encargan de impartir las sesiones al resto de enfermos, que de esta forma mejoran en autocuidado.

Otro de los trabajos mostrados ayer en la Jornada fue el desarrollado en una planta piloto del hospital, donde se ensayó una intervención educativa para la modificación de factores que previenen las caídas, que son la segunda causa de muerte por lesiones no intencionadas. Un tercio de las personas mayores sufren caídas cada año y un 84% de los efectos adversos en pacientes hospitalizados está relacionado con caídas. Y para ello se analizaron distintos factores que influyen, aunque muchos de ellos están correctos casi en todos los casos, como la altura de las camas, que estén frenadas, la iluminación y el orden en las habitaciones o la señalización del suelo mojado. En otros hay que mejorar, por ejemplo en el freno de los sillones (que muchas veces mueven los familiares) o en el uso de zapatillas cerradas, más seguras que las abiertas. En 2017 se registraron catorce caídas, en pacientes con una edad media de 80,4 años, sobre todo varones, y que en un 28,6% de los casos acabaron con lesiones.

Avispas y descanso

En la jornada, en la que participaron entre otros el director de Enfermería de Atención Primaria, Manuel Fraile, la coordinadora de la Escuela de Salud del Instituto Politécnico de Braganza, Helena Pimentel o la jefa de Investigación e Innovación de Sacyl, Mónica Robles García, contó con la presentación de otros muchos trabajos.

Uno de ellos incidió en la calidad de vida de los pacientes que son alérgicos a las picaduras de himenópteros (abejas y avispas) por el peligro potencial que conlleva: 40 personas fallecen al año en España por picaduras de avispas y abejas. En Zamora hay 55 personas que se vacunan contra esta alergia y el estudio muestra a los hombres como los más afectados en su calidad de vida, sin que el resto de variables tengan diferencias significativas.

Otro estudio, desarrollado en el servicio de Medicina Interna del Hospital de Benavente, ha logrado mejorar la calidad del descanso nocturno de los pacientes ingresados mediante la modificación de aspectos como las pautas de medicación, horario de toma de temperatura, luz (sustituida por linternas de luz azul) o calzado, además del compromiso de los familiares para que inactiven el sonido de los teléfonos móviles y eviten conversaciones que puedan impedir el descanso de los pacientes. Con estas medidas la calidad y cantidad del descanso nocturno mejoró. El ruido afectó más a los pacientes de habitaciones situadas cerca del control de enfermería y el cuarto de medicación.