La violencia de género terminará, pero tendrán que pasar muchas generaciones, "yo no lo veré, mi hijo tampoco, ¿mis nietos?, quizás". Pero Javier Urra está convencido de que sí se seguirá evolucionando hacia una sociedad más igualitaria, aunque existe "una gran resistencia, ese techo de cristal" para la mujer que tan difícil está siendo romper. Y el hombre debe coparticipar en la crianza de los hijos para que la "desigualdad real" deje de estar presente en esta sociedad, mientras que para combatir el maltrato "hay que educar, sancionar", hacer mucha pedagogía con los niños y niñas, en la sociedad, aunque "hay muchos hombres que no quieren cambiar", afirma Urra, "yo he ido a prisiones y algunos te dan mil explicaciones" sobre sus conductas, pero "al final te dicen que si se dieran las mismas circunstancias lo volverían a hacer, con lo que quiere decir que no hay arrepentimiento". Y es que "el maltratador es tarao emocional y moral, es una forma de posicionarse ante la vida, lo hacen con su mujer y no con todo ser humano, el enfermo lo es siempre, no discriminan ni lugar ni hora ni persona". Y no todos son recuperables, "si me niego a ser tratado, no me curo, para cambiar tiene que haber un tratamiento, si no está dispuesto, no puede".