Ha pasado de estar ocho horas encerrada en una oficina a trabajar en el adiestramiento de perros al aire libre. La zamorana Laura Bartolomé ha decidido convertir su pasión en su forma de vida y, tras doce años en un trabajo convencional, ha decidido dedicarse a lo que realmente le apasiona, la etología. Y es que la ciencia del comportamiento animal ya le gustaba desde que comenzara a estudiar la carrera de Psicología en la Universidad de Salamanca. "Creí que mi afición se iba a quedar en adiestrar de manera aficionada a mi pastor alemán, al que tengo desde hace ocho años, pero tras dejar mi trabajo, vi que era mi oportunidad", resume la zamorana, residente en Madrid, pero el quedarse en paro le ha dado la oportunidad "de frenar, mirar hacia delante y ver que esta es mi oportunidad para ir hacia lo que me apasiona", agradece la zamorana ante esta posibilidad que se le presenta.

En la actualidad ha regresado a la universidad, donde estudia un máster en etología aplicada para el manejo y bienestar de los animales salvajes. "Toda la parte de animales domésticos la he completado con diferentes cursos de educadora canina y terapia asistida", explica. Su licenciatura en psicología, además, le hace poder optar al título de experto. De momento, en diciembre tendrá un examen teórico y práctico, donde deberá demostrar que es capaz de guiar a un perro para que haga ejercicios básicos de ayuda como abrir cajones o portar determinados utensilios. Este aprendizaje lo está realizando en la asociación Bocalán, especializada en la formación de entrenadores.

Precisamente, una de las primeras incursiones en este terreno ha sido a través de la asociación, de la que es voluntaria. Participó en unas jornadas de adiestramiento de perros en Madrid, donde se enseñaba al público cómo se puede trabajar tanto con perros para el ocio y actividades lúdicas como para fines terapéuticos. En este sentido, Laura Bartolomé está más que convencida de que los animales son un "beneficio contrastado" para el tratamiento de niños con diferentes dificultades. "Afortunadamente, es un tipo de tratamiento que está en auge y se está comenzando a tolerar y practicar en diferentes asociaciones", valora la entrenadora, quien reconoce que todavía es pronto para que esta utilidad "esté avalada por investigaciones y datos científicos". Pero su experiencia le ha demostrado que, por ejemplo, con niños afectados por el trastorno del espectro autista, los resultados son más que evidentes. "Estos niños van a tener que estar en terapia mucho tiempo y con diferentes tipos de profesionales, algo que les puede llegar a aburrir. Pero el hecho de introducir a un perro en la sesión, hace que se descontextualice la terapia y los niños puedan hacer los ejercicios que se le piden sin apenas darse cuenta de que están trabajando", explica.

Más aprendizaje

Junto a esta formación, la zamorana también está inmersa en el aprendizaje de adiestramiento comercial, destinado a los perros de compañía, "a los que se ayuda a no ladrar o a enseñar a que hagan sus necesidades", pone como ejemplos. De esta manera, no se cierra ninguna puerta en el sector y como ella misma confiesa, "ahora mismo estoy en el paro, pero en absoluto parada", puesto que su día a día lo llena con las clases en la facultad, las prácticas con los perros y sus actividades de voluntariado con Bocalán. "Espero que todo este aprendizaje reconduzca mi vida para poder ganármela rodeada de animales", concluye.