Dos negocios ubicados en el corredor de Roales sufrieron un extraño robo durante la madrugada del domingo al lunes, un atraco del que los ladrones apenas se llevaron botín, pero que provocó distintos desperfectos en las naves, sedes de un concesionario y de una ferretería.

Los hechos tuvieron lugar de madrugada, cuando los atracadores, que llegaron a la zona a bordo de un turismo, se situaron frente al concesionario y accedieron a él gracias al método del alunizaje. Es decir, empotrando el vehículo contra el cristal. Una vez dentro, los asaltantes consiguieron robar dos coches de alta gama, con los que se desplazaron a la ferretería, situada a apenas unos metros de distancia.

Ya ante el nuevo objetivo, los ladrones utilizaron el mismo sistema que antes, aunque de un modo algo más primitivo: arremetiendo contra la puerta de chapa. Eso sí, para ello utilizaron uno de los coches de alta gama sustraídos anteriormente. La estrategia dio sus frutos y los asaltantes consiguieron destrozar la entrada para colarse en la ferretería que tenían como objetivo.

Así las cosas, todo apuntaba a que los ladrones habrían plasmado su idea de atracar el negocio, pero según fuentes cercanas a la investigación y, con la versión del propietario del negocio, Eduardo Marcos, en la mano, el robo se limitó a "algunas cosas que había en el mostrador". De hecho, la principal preocupación del dueño durante la tarde de ayer era cómo volver a colocar la puerta para mantener su negocio cerrado durante la noche.

En cuanto al concesionario, los principales perjuicios tienen que ver con el alunizaje y no con el robo en sí. Como confirmaba a este medio su responsable, Juan Feijoo, los ladrones dejaron uno de los vehículos frente a la ferretería y el otro, abandonado a apenas unos metros de distancia. El primero de ellos apareció con varias abolladuras provocadas por las embestidas contra la puerta y el otro en perfecto estado. En definitiva, un robo con dos víctimas, pero sin un botín claro.