La racial y gran maestra de la danza flamenca, excelentemente arropada por su colosal compañía, desgrana su arte sobre las tablas del coliseo zamorano. Será esta tarde a las ocho y media, presentando su espectáculo "Naturaleza gitana. Gitana Morena".

Manuela Carrasco Salazar, para el arte Manuela Carrasco es, sin ningún género de dudas, primerísima figura y referente flamenco en el baile de mujer. Marca un antes y un después en el universal arte, no sólo ya como excelsa bailaora, también como excepcional coreógrafa de sus monumentales espectáculos musicales. Modelo a seguir de generaciones posteriores en sus interpretaciones -llenas de fuerza étnica, belleza estética y sentido del compás- por soleares, seguiriyas, tarantos, alegrías y bulerías. También ha marcado territorio en sus contexturas del baile por farruca con vestimenta varonil. Su baile está caracterizado por un enérgico zapateado y la precisión llena de hermosura en los movimientos. Además, como digo, su fino sentido de la coreografía ha hecho, que desde siempre, se haya rodeado de grades artistas. Precisamente como ocurrirá esta noche con el excepcional cuadro que la acompaña. Empezando por las sonantas de dos auténticos maestros del toque para baile. Su marido, el gran Joaquín Amador y, el también cotizado especialista, Eugenio Iglesias. Pero sí las guitarras son de auténtica garantía, el resto del grupo no le va a la zaga. En el cante, el inmenso Enrique El Extremeño, una de las voces más demandadas cantando para atrás, -también poseedor de varias grabaciones cantando para adelante-, Ezequiel Montoya, nieto de Martín Revuelo y sobrino nieto de El Farruco -por lo que es esperable que dé la correspondiente patadita-, Antonio Miguel Amaya y, la hija "que al tronco sale", Samara Amador Carrasco. Casi nada. Finalmente la percusión correrá a cargo del hermano de Manuela, el diestro Juan Carrasco.

Hay por ello que agradecer y resaltar esta apuesta realizada por el propio Teatro Principal y Producciones de Flamenco San Pedro S.L., una noche flamenca llamada a figurar en los momentos sublimes del flamenco zamorano.