Ibone Olza acaba de publicar "Parir. El poder del parto", un ensayo que resume su trabajo de investigación como psiquiatra infantil y de embarazadas y madres recientes. Procedente de las neurociencias "he investigado mucho la psicología del parto y todo lo que acontecen en torno a él. El libro recoge esa mirada y pretende cambiar cómo vemos el parto".

-¿En qué sentido pretende cambiar la visión del parto?

-En vez de verlo como algo mecánico y que da mucho miedo, mi idea es comprender que hay una psicología del parto, muchas cosas que pasan en el parto desde el punto de vista neurohormonal y que un parto respetado puede ser un momento de mucho empoderamiento para la mujer y para toda la familia.

-¿Qué es el parto respetado?

-El parto conlleva un estado alterado de conciencia en la parturienta y es muy importante cuidar y proteger eso para sentirte bien, sentirte segura, necesitas que cuiden mucho tu intimidad, un ambiente de confianza. Todo es importante para que el parto sea seguro y vaya bien, pero en muchos hospitales se ha descuidado, como si fuera algo menos importante. Por supuesto, sin dejar de lado la tecnología, que puede tener su indicación.

-Habla de violencia obstétrica. ¿A qué se refiere con este término?

-Nosotros, un grupo importante de gente, cuando empezamos con el activismo, con la asociación El parto es nuestro, en 2003 siempre hemos tenido claro que luchábamos contra el maltrato en el parto, lo que habíamos sufrido muchas mujeres. Es un término acuñado en Venezuela que se ha ido extendiendo visibilizando que ese maltrato es una forma de violencia que muchas mujeres han sufrido, el trato vejatorio en los partos. Y no solo eso, también supone hacer en algunos casos cirugías mayores, como cesáreas que no están justificadas, ponen en peligro la vida de la madre y del bebé y se hacen por razones no médicas ni de salud sino por conveniencia económica, o de agenda del médico. Violencia obstétrica viene a denunciar ese maltrato, ese trato no basado en la evidencia científica que además es peligroso.

-¿No suena muy fuerte?

-Es un concepto duro, la Organización Mundial de la Salud ha denunciado ese maltrato en los partos y se está haciendo un esfuerzo global por mejorar esto.

-Cada vez hay más conciencia en los hospitales, pero no parece que bajen las cesáreas.

-Bueno, España es uno de los pocos países donde han bajado, porque hay países en Europa que están por encima del 30% y aquí aunque tenemos unas tasas altas creo que ha habido un esfuerzo importante por intentar bajarlas porque hay muchos profesionales trabajando en esto.

-¿Hay resistencias?

-Hay mucha resistencia al cambio. Hay profesionales sensibilizados y que quieren hacer las cosas mejor, hay otros que no, que siguen haciéndolas como hace veinte o treinta años y no aceptan que ese modelo puede ser perjudicial. Y luego hay otros intereses, y el caso de la sanidad privada es el más obvio, hay un interés económico muy claro en programar el parto cuando le viene mejor al médico o la clínica. Interviene también la medicina defensiva, causada por cómo tratamos a los médicos y lo que les exigimos, porque por muy bien que se atiendan los partos siempre va a haber una pequeña cifra de mortalidad, y lo tenemos que asumir. El problema de las cesáreas es complejo, nos incumbe a todos.

-¿Hay un consenso sobre la necesidad del parto respetado?

-Si, el Ministerio de Sanidad publicó en 2007 la estrategia de atención al parto normal y hay unos documentos en la página web con guías de práctica clínica basadas en la evidencia científica, con las cosas que ya no son de recibo o cuándo hay que utilizar las intervenciones. Bastaría con que esto se aplicara, pero en unos sitios se ha implantado mientras en otros ni siquiera se la han leído.

-¿Qué papel tiene el activismo en este sentido?

-Es imprescindible, porque esto cambia cuando lo apoya la mayoría de la sociedad. Ahí estamos grupos de usuarias como El parto es nuestro que no decimos a nadie donde tiene que parir, cómo ni con quién, queremos que las parejas se informen sobre lo importante que es y las repercusiones que tienen para la salud de por vida.

-¿Y esta corriente está en consonancia con lo que es la corriente de otro modelo global de crianza?

-Cabe gente de todas las orientaciones y maneras de criar, no es un "pack". Aquí puede haber gente que tenga oposiciones a las vacunas, la lactancia o lo que sea, pero nosotras no entramos ahí. Si es verdad que en el momento que te informas y comprendes que los recién nacidos sienten, padecen, se emocionan y les afecta, esto inevitablemente lleva a ser más sensible y a cuidarlos mejor y a defender un poco esos cuidados basados en la evidencia científica. Y la evidencia científica es, a día de hoy, políticamente incorrecta, que le vamos a hacer. Porque nos habla del papel crucial que juega la madre en los primeros días y meses del recién nacido.