Asociado a la fertilidad, a la frescura y a la seguridad, el color verde se adueña del Vivero de Empresas. En los últimos días, la Diputación, a través de Sodeza, daba luz (también) verde a la implantación de un nuevo proyecto denominado "La Esperanza": una granja urbana vertical dedicada al cultivo de vegetales 100% bioorgánicos en sistema cerrado de hidroponía avanzado. En otras palabras, una huerta de lechugas "sembradas" en agua.

Pese a que la idea de negocio también contempla la producción y comercialización de otras hortalizas como pimientos y tomates, "La Esperanza" comenzará con las lechugas. Pero eso sí, hidropónicas. Según explica Santiago Loizaga, cabeza pensante del proyecto, la hidroponía es la forma de cultivar plantas sin tierra usando una nutritiva solución acuosa de sales minerales que requieren las plantas para su desarrollo. Un sistema poco conocido pero que entraña interesantes beneficios como el adiós a los hierbajos. "No crecen hierbas indeseables, por lo que se evita el costo de laboreo para quitarlas o el uso de herbicidas tóxicos. Así, se cultivan vegetales ricos en vitaminas y minerales de una manera limpia y saludable", arguye.

La rentabilidad es otro de sus puntos fuertes. Conforme a los cálculos manejados por Loizaga, el tiempo de labranza varía de 30 a 120 días dependiendo del tipo de hortaliza, por lo que se podrían realizar varias cosechas al año. En el caso concreto de las lechugas, uno de los alimentos imprescindibles en nuestra dieta diaria, pronostican recoger un promedio de 10.000 vegetales al mes, pudiendo cultivar hasta 12.000 lechugas en tan solo 12 metros cuadrados. "Es un alimento rico en proteínas, al que no se le ha aplicado ningún tipo de químicos dañinos, lo cual indica que su proceso de producción y su desarrollo se ha efectuado con elementos altamente naturales y dosificados de manera adecuada; esto se refleja en el color, en el tamaño y en el sabor de las hortalizas, producidas de manera bioorgánica".

En este sentido, desde la Esperanza defienden el novedoso método. "Es totalmente ecológico y cuenta con adecuados controles de sanidad vegetal, utiliza insumos naturales así como suelos desinfectados y no requiere pesticidas", justifican. De hecho, el proyecto de negocio también nace con el objetivo de abastecer la gran demanda de productos sanos, higiénicos y ecológicos de los últimos años. "Existe una demanda insatisfecha, sobre todo por parte de los restaurantes de comida vegetariana y restaurantes turísticos, porque no encuentran calidad en las verduras que utilizan en sus platos", aducen.

La empresa de reciente creación, con una clara apuesta en I+D+i y una inversión inicial de 4.322 euros, prevé generar cuatro puestos de trabajo directos: un administrador con conocimientos en hidroponía, dos operarios dedicados a las labores agronómicas, un despachador y un repartidor. No obstante, según avanza su responsable, "esta iniciativa se trata solo de la cabecera de un proyecto a plantear en la zona rural de Madridanos y Villalazán que favorecerá la inserción laboral y contribuirá a la modernización de los sistemas agrarios de producción rural".

Además, otra de las rompedoras propuestas de "La Esperanza" radica en "Acuaponia", término acuñado para bautizar la combinación de la hidroponía con la acuicultura. Una fusión que daría lugar a un sistema sostenible de producción de plantas y peces fruto de la acuicultura tradicional (cría de animales acuáticos) y la hidroponía (cultivo de plantas sin sustrato en agua) en un medioambiente simbiótico natural.

"Sinceramente nos llena de alegría el cauce que empieza a tomar nuestra propuesta ya que hasta el momento ha sido y seguirá siendo un arduo camino que desde el principio decidimos afrontar con las ideas claras y con el corazón, porque las cosas que no se hacen con el corazón, al final carecen de alma", concluyen. El proyecto, aún tierno, se instalará de forma definitiva en las próximas semanas en el Vivero de Empresas, el cual cobra un mayor significado como vergel del emprendimiento.