De poco le sirvieron la capucha con la que cubría su cabeza, las gafas y la bufanda que ocultaba la mitad de su boca. La peculiar forma de caminar, "con las punteras un poco hacia fuera", la "flacidez de la cara y la nariz ancha", el pendiente que lleva y su voz le delataron como el atracador que el 17 de enero de 2016 acudió con una pistola a la oficina de Caja Rural en Morales del Vino y se llevó 6.815 euros, por el que ingresará en prisión para cumplir 4 años de cárcel.

Tanto el director de la sucursal al que amenazó con el arma mientras le exigía el dinero, como los agentes de la Guardia Civil que lo identificaron coincidieron en destacar como seña de identidad del condenado, de iniciales R.F.R., de 53 años y vecino de Salamanca, la forma singular de caminar y el pendiente. Los guaridas afirmaron que el acusado era la misma persona grabada por las cámaras de seguridad del colegio de Morales del Vino que el director apuntó como quien entró en el centro y robó el bolso de una profesora.

El procesado, que conocía Zamora porque había estado como vendedor ambulante, entró a punta de pistola en la sucursal de la entidad de ahorros antes de las 9.00 horas, en cuanto la oficina se abrió al público, sin dar muestras de nerviosismo, según los testigos que declararon cuando se produjo el asalto. Se dirigió al mostrador, donde se encontraban una empleada y el director, quien manifestó en el juicio que estaba hablando por teléfono en ese momento, por lo que solo se percató de la presencia del delincuente cuando la trabajadora le avisó.

En un suceso que tiene tintes de película, el procesado llevó, sin dejar de apuntar con la pistola, a la empleada y a un cliente hasta el pasillo de los baños, mientras que al director le encañonó para que le entregara todo el dinero que había bajo el mostrador de atención al público.

Acto seguido, el atracador obligó al responsable de la sucursal a que introdujera los 6.815 euros en la mochila que llevaba, le exigió los móviles y las llaves de la oficina, con las que antes de huir trató de cerrar la puerta sin conseguirlo. El director no tuvo ninguna duda en salir corriendo detrás del delincuente, que al darse cuenta de la persecución, de vez en cuando, se giraba y "exhibía la pistola" en un intento de que el empleado de Caja Rural cesara en su empeño detenerle. Un objetivo que casi rozó, pero entre él y el ahora condenado se interpuso un turismo BMW. "Cuando creía que le daría alcance, pasó un vehículo", al que el imputado paró y "en el que se montó" para continuar su fuga.

El acusado continuó haciendo uso del arma para intimidar a los ocupantes del automóvil para ordenarles que le llevaran hasta Salamanca, un destino al que no llegarían porque el acusado desconfió de otro turismo que iba tras ellos y pensó que les seguía. La desconfianza le llevó a ordenar al conductor que se dirigiera hacia la avenida de la Feria de esta localidad, donde abandonó el turismo para confundirse entre los viandantes.

La magistrada del Juzgado de lo Penal consideró que las declaraciones de los testigos durante el juicio son suficientes para corroborar que el imputado se encontraba en Morales del Vino cuando tuvo lugar el asalto a la entidad financiera y no en su domicilio familiar de El Encinar, en Salamanca, con sus hijos como declaró cuando fue interrogado por la Guardia Civil y en el juicio.

La juez le acaba de condenar por un robo con violencia, con la agravante de disfraz, ya que utilizó gorra, gafas y una bufanda para ocultar su rostro e impedir que le reconocieran. El uso de armas tanto para cometer el delito como para protegerse mientras huía constituye otra agravante de la pena de prisión que la magistrada le ha impuesto.

"Las declaraciones de la empleada y del director" de la oficina financiera "fueron suficientes para acreditar la cuantía" del dinero sustraído, de acuerdo con la sentencia condenatoria que acaba de dictar la titular del Juzgado de lo Penal.