Curioso el caso de la periodista cubana Damaris Puñales y el poeta chileno Cristian Gómez Olivares, que han elegido Zamora "prácticamente por azar" para vivir parte de su semestre sabático junto a su familia. Tras cinco mudanzas consecutivas en Estados Unidos a la espera del visado, la pareja disfruta desde hace un par de meses de los atributos indiscutibles de la ciudad: tranquilidad, seguridad y cualquier servicio a tiro de piedra. Un paréntesis de relax para continuar con el trabajo intelectual de ambos que se abre tras constatar la vertiente más siniestra de la nueva Norteamérica de Trump. "Hay una persecución real, tangible, para nada escondida, de los inmigrantes", coinciden en señalar.

Damaris estudió Periodismo en la Universidad de La Habana, profesión que ejerció en México y en Belice antes de llegar a Estados Unidos, donde se doctoró en Literatura hispanoamericana. Hace catorce años comenzó a enseñar la "cultura caribeña", una actividad que ejerce en la Universidad Case Western Reserve de Ohio. La profesión la llevó a ejercer un original trabajo de investigación: definir la influencia de la literatura soviética en Cuba. Es decir, cómo, por ejemplo, habían condicionado a los cubanos las traducciones que de la producción de la antigua URSS llegaban a la isla.

En Estados Unidos Damaris descubrió aspectos nuevos en su vida, como "votar". "La primera votación de mi vida fue en época de Obama", reconoce la periodista cubana, quien no quita ni una coma a la visión que desde el territorio internacional se tiene de la llegada de Donald Trump. "El cambio ha sido drástico para muy mal". Damaris y Cristian denuncian la "persecución" practicada a los inmigrantes, bautizada con ideas tan delirantes como la construcción del famoso muro con cargo a México para blindar la frontera por el sur.

"La gente tiene miedo", apunta la pareja. "Hemos estado trabajando con una organización para ayudar a inmigrantes indocumentados y los testimonios son espeluznantes, para echarse a llorar", revelan. A tal punto, que "si hablas español, vienen y te ofenden". La situación es grave, no por lo acontecido en este año escaso, sino por las consecuencias. "Se ha abierto la caja de pandora del odio y esta nueva realidad es irreversible, incluso aunque Trump se fuera", pronostica Damaris. Y es que ahora es "habitual" eso de "inmigrante de mierda" a la cara.

Mientras observa la primera democracia del mundo desde el otro lado del Atlántico, Damaris Puñales reflexiona sobre el presente y el futuro de su país natural. Cuenta la periodista que desde la llegada de Raúl Castro a la presidencia, en 2006, se produjo una cierta "apertura económica" que favoreció la iniciativa privada "a pequeña escala". Los cubanos podían abrir su negocio e invertir "un poco de dinero". Pero ahí quedo todo. Las miradas quedan puestas en 2018, cuando Raúl cederá la presidencia a otra persona. Hasta la fecha, la muerte de su hermano Fidel "apenas ha tenido un impacto tangible", piensa Puñales.

Después de casi década y media en Estados Unidos, Damaris y Cristian concluyeron que había llegado el momento para emprender un semestre sabático en el exterior. Y eligieron España para continuar con su trabajo intelectual. Cogieron las maletas y embarcaron en un avión junto a toda la familia... para acabar en Zamora. Una circunstancia completamente azarosa. "Teníamos previsto vivir en Cáceres", apuntan. Allí es donde reside uno de los principales editores de Cristian, consagrado a la poesía. El caso es que "no conseguimos piso allí y optamos por venir a una ciudad también pequeña de la que ya habíamos oído hablar a nuestros amigos cubanos", revelan.

Una ciudad en la que continuar "aislados", como su casa en el bosque en Ohio, donde prácticamente no hay vecinos. "Nos daba más confianza y seguridad, sobre todo por las niñas", confiesa la pareja. Pero lo más sorprendente es la primera conclusión a la que llegaron los primeros días de residencia en Zamora. "Puede que parezca políticamente incorrecto, pero lo que más nos ha llamado la atención es que aquí no se ve gente obesa por la calle", revela Damaris. La deficiente dieta americana y el gusto por la hamburguesa están detrás.

Para la cubana y el chileno, Zamora es una ciudad "vivible" donde todo está cerca. Pero si hay algo que destacarían, porque no existe en otros lugares, habría que coger el coche y desplazarse a El Perdigón para conocerlo. "Fuimos a las bodegas y quedaba todavía rato para que las abrieran. Una persona comenzó a interrogarnos por nuestra visita y nos ofreció visitar su bodega. Ese sentido de humanidad jamás lo encontrarías en Estados Unidos", narran. Aquello que puede parecer normal, vulgar, habitual... a ellos les pareció "alucinante".

Ahora, mientras Damaris continúa con el estudio de las traducciones rusas y prepara su visita a la antigua URSS, Cristian explora la poesía zamorana "más allá de Claudio Rodríguez", con el deseo de conocer lo que se escribe y se sueña por estas tierras. Aquí, en Zamora, a pesar de haber podido elegir cualquier otra ciudad española.