Internet ha dejado de ser sólo el escaparate donde las sectas muestran su "mercancía" para convertirse en un auténtico espacio de socialización virtual, con un potencial mucho mayor para captar adeptos. Es una de las ideas expuestas por el sacerdote Luis Santamaría, perteneciente a la Red Iberoamericana para el estudio de las sectas, que ayer clasuraba con su conferencia la edición de las Jornadas de Otoño organizadas por la Fundación Científica Caja Rural de Zamora.

"Yo llevo más de 15 años estudiando específicamente la presencia de sectas en Internet y ha cambiado muchísimo, porque al principio servía como un escaparate donde exponían sus doctrinas y sus anzuelos también, sus elementos de enganche para la gente que estuviera interesada", explicó el experto en este oculto mundo.

Sin embargo, ahora con las nuevas tecnologías, que son mucho más interactivas y en un Internet al que la gente no acude tanto para buscar información sino que se ha convertido ya en un espacio de vida y de relaciones personales, pues ahí aprovechan las sectas para el proselitismo". Santamaría expuso durante su intervención algunos casos concretos "como el que se ha conocido ahora este año de Patricia Aguilar, la joven adolescente de Elche que fue captada y adoctrinada por una secta de Perú a lo largo de dos años por Facebook y dio lugar a la salida de casa y su salida del entorno familiar".

Y comparó esta realidad "también con algunos fenómenos tan conocidos como la captación y la radicalización yihadista a través de Internet. Es decir, cómo a veces es posible fanatizar a algunas personas sin que haya una pertenencia grupal, unas reuniones periódicas o un estar juntos físicamente".

Para combatir estas indeseables influencias "es fundamental la formación, porque información sobra. En Internet hablamos de una sobrecarga de información que está a disposición de todo el mundo, pero lo que es importante es tener la formación suficiente y la madurez suficiente para saber distinguir cuándo me están mintiendo y cuando me están diciendo la verdad, cuando están intentándome llevar a otro campo y cuando están intentando generar un proceso de dependencia personal. Sobre todo es la formación de las personas".

A veces, efectivamente, no es fácil distinguir cuando estamos ante una organización que difunde una doctrina espiritual diferente o cuando se trata realmente de una secta. Para ello hay que fijarse en algunos detalles, como "por ejemplo la ambigüedad, y que no quede muy claro que grupo, que institución está detrás, que personas, qué es lo que persiguen cuando se confunden y se mezclan elementos espirituales, científicos, filosóficos, de manera que se está vendiendo un producto que puede atraer a personas con intereses muy diferentes. Es sobre todo esa ambigüedad, esa oferta difuminada de cosas".