El catedrático de Epistemología evolutiva y Teoría de la ciencia argumenta que "en este universo enigmático y ambiguo donde las cosas no están claras a los hombres les es posible abrirse a Dios si aceptan a un Dios oculto y liberador". Por tanto, "el hombre no verá nunca que Dios se le imponga, pero el hombre podrá abrirse a la esperanza de que exista un Dios que se ha ocultado para nuestra libertad pero que también va a ser un Dios liberador".

Es, señaló el catedrático "lo que constituye la esencia de toda religiosidad natural", la que tienen todas las personas, "incluso sin conocer el cristianismo", que estén abiertas a la trascendencia. Es lo que Monserrat define como "el universal religioso"

Y desde esta perspectiva "podemos entender la enorme coherencia del cristianismo, porque en Jesús, Dios mismo se ha manifestado y en la muerte y resurrección de Jesús ha respondido las dos grandes preguntas de la naturaleza humana en relación a lo metafísica, si es real un Dios oculto y si es real un Dios liberador".

La cruz, explica el estudioso, "nos dice que es verdad un Dios oculto, confirma el universal religioso y además por al resurrección todo el universo va a ser reconstituido en una nueva creación en la que los hombres tendrán la presencia de Dios".