Javier Alcina acaba de participar en un congreso internacional en Valladolid sobre cine donde ha hablado de los orígenes del cinematógrafo en Zamora a través de El Correo de Zamora.

-¿Qué le hace profundizar en el origen del cine en la provincia a través de este diario?

-Me gusta el cine y es un aspecto relacionado con Zamora sobre el que hasta ahora no se había investigado. El Correo de Zamora fue la primera fuente de consulta que empleé por tener el archivo digitalizado. Entre los aspectos que he descubierto destacaría que la placa que hay en el Teatro Principal de dice que el 11 de septiembre de 1897 fue la primera proyección, es verdad pero solo en parte.

-¿Por qué?

-Porque en esa fecha vino un kinetógrafo, un aparato que inventó Edisson en el que a través de una caja y un orificio se veían imágenes en movimiento. Tras esas Navidades vieron unos portugueses que sí traían un proyector Lumière, que lo adquirieron en Lisboa y con el que recorrieron el noroeste. El año anterior se inauguró la línea férrea de la Ruta de la Plata y estos portugueses la recorrieron de arriba a abajo. Pasaron por Zamora, estuvieron algo más de un mes y grabaron la salida del tren igual que los Lumière, el 4 de febrero de 1898, la proyectaron en el Teatro Principal y luego se marcharon. De este hecho se hizo eco El Correo de Zamora.

-¿Se realizaban muchas proyecciones de cine?

-Una vez que estos hombres se van empieza una vorágine de gente que compra aparatos Lumière o gente que crea réplicas, por lo que por Zamora pasan muchos ambulantes que se situaban en el Corralón del Hospicio, el espacio que ocupa ahora el Ramos Carrión. Al principio era un espectáculo caro, aunque en ningún ejemplar he encontrado el precio pero sí se hace mención de la existencia de distintos tipos de entradas en sueltos que aparecen en páginas interiores. En los primeros años venían en las Ferias de Botiguero que tenían lugar en Cuaresma, en Semana Santa y en la Feria de Septiembre.

-En los cinematógrafos ambulantes eran muy frecuentes los accidentes. ¿Hubo alguno en Zamora?

-No, no hubo. Las barracas eran muy precarias, eran lonas y unos bancos. En España hubo muchas desgracias porque la película era de nitrato de celulosa, se inflamaba con facilidad y hubo gentes que murieron en esos fuegos.

-¿Cuándo comienzan las proyecciones en salas fijas?

-En 1916 ya casi no hay noticias de cines ambulantes y comienzan las referencias a proyecciones en el Teatro Principal y en el Teatro Ramos Carrión, que acababa de inaugurarse.

-¿Y cuándo eran?

-Los fines de semana y las llevan a cabo compañías de teatro a las que se han unido otros profesionales. Hacen representaciones teatrales y como fin de fiesta incluyen el cinematógrafo porque al principio los cuadros eran de un minuto de duración e incluían unos diez porque no tenían argumento y eran muy cómicos. En el año 1912 he localizado informaciones en las que se dice que en una barraca había sillas de 20, 40 y 80 céntimos y tres proyecciones al día a las 17.30, a las 20.00 y a las 22.00 horas.

-¿Las proyecciones tenían lugar por igual en los dos teatros?

-No, en el Principal había más porque desde la primera proyección era una sala más asentada. El Ramos, entonces denominado Nuevo Teatro, empezó con las proyecciones con "Charlot en el parque". Hasta que llega el cine sonoro los dos teatros realizan proyecciones. En una ciudad tan pequeña ha habido cine desde los comienzos.

-¿Qué ingredientes existía en Zamora para que el cine estuviera presente desde sus inicios?

-Fueron importante las comunicaciones. Además, a finales del XIX los historiadores hablan de que en Zamora existía un nivel menor de analfabetismo que la media nacional y en esta época se comenzó a modernizar la ciudad. De hecho, Francisco Ferriol, que fue el arquitecto del Nuevo Teatro, quiso tirar la iglesia de San Juan para hacer mucho más grande la Plaza Mayor.

-¿Cuál era la situación del cinematógrafo en la provincia?

-La situación era muy distinta, pero en el diario aparecen referencias a proyecciones en Toro, Benavente, en Morales del Vino, Fuentes de Ropel, entre otras poblaciones. Generalmente era un paquete que compraba el ayuntamiento del municipio en el que unos feriantes ofrecían fuegos artificiales y sesiones de cine que tenían ya lugar sobre 1910. En esta época ya hablaban en el diario de sesiones cininescas o teatro más cine e incluso en 1912 ya funciona la sala de los Luises.

-¿Cuándo hay referencias a sesiones de cine como tal?

-Comienzan a llevarse a cabo en los años 20 por un auge en Italia y Francia donde se hace el cine por episodios, películas que duran mucho y que cortan. En ese momento cambia la manera de informar porque dan más detalles de las proyecciones.