Una visión propia y actual de la música más pegadiza de baile de finales de los años 30 y de toda la década de los 40 y los 50 ofrece Mi La Do Swing Band, capitaneada por la zamorana Julia Jambrina.

El grupo inició su recorrido hace un año, tras gestar la joven el proyecto ese verano durante su estancia en Zamora. "Encontré un vacío en Madrid, donde resido, porque había escuchado entre la gente que baila swing que iba que había grupos de música jazz pero que interpretaran música que fuera reconociblemente y auditivamente para la gente que baila swing, prácticamente no había dado que los músicos tienden al jazz más puro o más libre", explica la violinista y profesora de música.

Con las ideas muy clara sobre qué quería hacer, la impulsora comenzó a solicitar currículum a distintos profesionales para que la acompañaran en este proyecto que reúne a seis músicos a lo que se unen otras tres personas en producción.

En el primer año de andadura la banda tocó en salas incluso de rock para ahora encarar una temporada en la Sala Clamores o en El Intruso Bar y en el Café Berlín. "En nuestro arranque nos abrieron las puertas de El Intruso, una sala mítica de la gente que toca jazz, que nos ha propiciado estar en otros espacios de mayor envergadura y tras concierto en el Café Berlín quizá nos dejen fijos un martes al mes en esa sala", concreta la músico que con su banda también tiene por delante actuaciones, entre otros espacios, en El Intruso, en noviembre, y Clamores, en diciembre.

Mi La Do Swing Band ha contado con una afluencia de unas cien personas desde sus primeros conciertos. "Si te ganas la confianza de un público te siguen porque conocen las canciones que interpretas, porque las cantan y las bailan y, sobre todo, porque en Madrid está empezando a surgir una ansiedad por estar con gente, por el baile social y ahora tiene una excelente acogida el swing", atestigua Julia Jambrina.

Para la zamorana la diferencia entre su banda y el resto de grupos de swing reside en que "los demás suelen ser especialistas de música jazz y realizan standars o incluso como dicen los bailarines de swing free jazz, mientras que nosotros hacemos versiones muy específicas y muy arregladas musicalmente que son bailables". A mayores, Mi La Do Swing Band mima el repertorio y la puesta en escena. "Todo está pensado para que guste a un público amplio y en concreto para que guste a la gente que baila lindy hop" concreta la violinista que añade: "La mayoría de las bandas de swing tocan muy bien, pero no se han parado a pensar en el público que compra asiduamente la entrada, en lo que le gusta y en lo que más demanda". Además, los músicos de Mi La Do Swing Band acuden de gala en cada concierto, de tal manera que el público se anima a ir vestido en estilo vintage y como varios de los integrantes son bailarines "cuando no tocan salen a bailar con el público y eso hace que todo sea mucho más familiar".

Otra característica de la formación es el acompañamiento de una producción audiovisual de fotografía y vídeo en cada actuación, lo que hace que "la gente sea protagonista de la foto o del vídeo que se graba en directo. El público siente que vive una experiencia junto con el grupo".

Entre los planes a largo plazo, Jambrina intuye que el proyecto musical "evolucionará incluso a otros estilos y que adoptará o tutorizará a otros grupos de música que se estén iniciando".

Respecto a la grabación de un disco propio, Julia Jambrina señala que "me gustaría que estuviera lista en un plazo de tres o cuatro años, pero aún tengo que solucionar muchas cuestiones burocráticas, administrativas y de plan de marketing". La fundadora de la banda también menciona que "el grupo cambia mucho de integrantes porque les salen trabajos mejor pagados a los músicos o tienen que irse de giras nacionales o internacionales, por ese motivo tengo que tener las ideas muy claras en cuanto a saber con quién me uno, en caso de que finalmente me asocie con alguien, para componer el disco, también todo lo referente a derechos de autor y el fin que quiero conseguir con la grabación del disco" y agrega: "Me gusta mucho más la idea de la música en directo que la de grabar un disco, pero reconozco que grabar es una experiencia que no me quiero perder".