El cantante Alberto Cortez actúa hoy jueves (20.30 horas) en el Teatro Principal. Esta es la primera vez que el intérprete pisa el escenario del espacio cultural municipal en su larga trayectoria musical.

-Usted canta por primera vez en su trayectoria en Zamora. Se subirá por primera vez al escenario del Teatro Principal en un concierto en el que estará acompañado únicamente de un piano.

-Actuó en un formato de voz y piano, es un concierto de cámara. Los que estamos en el mundo de la música creemos que los que más importa es lo que yo digo sino de la manera en la que me pueden acompañar. Yo dejé de trabajar con grupos musicales porque esas formaciones provocaban sin querer, probablemente, una desatención de la gente a lo que yo estaba haciendo.

-De sus palabras se desprende la importancia del mensaje de sus canciones.

-Todas las canciones tienen sus mensajes, ya sean nuevos o viejos, dentro de la sociedad.

-Y ¿qué cantará?

-Las canciones que el público quiere escuchar de mí, no les quepa la menor duda. Cantaré los temas que la gente espera escuchar en mi voz. Yo no tengo intenciones de inventar absolutamente nada nuevo, ni hacer ninguna pirueta sobre el escenario que moleste a la gente. Cantaré las canciones que, por ventas de discos, pasadas por radio o por televisión, que el público ha descubierto, les ha gustado y me la piden habitualmente. Sin duda en el repertorio estará "Las palmeras" o "En un rincón del alma", entre otras muchas. Si no las canto, el público se ofende. No voy a realizar ningún estreno ya tengo bastante estreno cantado por primera vez en la ciudad.

-¿Qué supone para usted el debutar a estas alturas en nuevas plazas?

-Yo he estado en Zamora pero en Michoacán en México (risas). Para un cantante es un orgullo seguir estrenándose en nuevos lugares y me tranquiliza.

-¿Por qué?

-Porque ya no estoy para andar jugando al joven exitoso. Yo veo desde la televisión a muchos muchachos que aparecen para poner su cara como sea y porque quieren ser reconocidos como sea. Hay un gran problema de protagonismo en mucha gente. Sin embargo yo tengo el protagonismo que me dan muchos años de carrera, de muchos conciertos en España y en América Latina.

-¿A qué es más fácil cantar: al amor, el desamor, a la alegría o a la tristeza?

-Realmente da igual el tema lo importante es cantar cuando uno sabe y puede. La temática que uno pueda desarrollar en un escenario es muy similar a la que pueda desarrollar un escritor que pueda desarrollar en un libro o en un poemario.

-Alude a saber. ¿Ha aprendido ya?

-Bueno, estoy aprendido... uno lo intenta (risas). Además uno no escribe para sí mismo sino para los demás que son los que realmente deciden si lo que están haciendo vale o no. Si te aplauden, les gusta y además se gastan un dinero para comprar una entrada para ir a verte significa que vale la pena lo que están haciendo.

-El otro factor que hace referencia es "el poder cantar".

-Este poder es ante todo estar bien informado de lo que uno quiere ser. La desinformación suele tener horribles resultados. Yo soy una persona que habitualmente leo bastante, de hecho confieso como un lector empedernido, y también escucho la música que me gusta, desde un disco de Ravel o bien de Rachmaninov y se me pasan las horas.

-¿Qué echa en falta dentro de panorama musical actual?

-Desde mi punto de vista muchos jóvenes creen que cantar es gritar. El grito no tiene nada que ver con la música, ni con el canto. Hay muchos chicos que con darle unos golpes a una guitarra y ponerse a gritar se creen que son músicos, cuando no es así. Eso no es arte, es sencillamente vulgaridad. Para mí el cantar es una profesión que se estudia en el conservatorio, donde uno aprende a cantar y a entonar. Para mí es fundamental la formación musical para ser cantante. La música no son dos notas o cuatro ni la forma de acondicionarlas. La música hay que estudiarla en el nivel más profundo desde los instrumentos musicales hasta la garganta humana, que quizá se estudia más para otros fines.

-¿Qué es para usted la música?

-La música una de las formas más higiénicas desde el punto de vista sensitivo que tenemos los seres humanos para comunicarnos entre nosotros. Es bueno cuando uno tiene la oportunidad de comunicarse con los demás a través de cualquier disciplinar artística, desde la interpretación, la pintura...

-Tras más de medio siglo de recitales y giras ¿qué le queda por hacer?

-De momento ir a cantar a Zamora (risas) y seguir caminando. Yo creo ser de aquellas personas que caminan y caminan y un día tendremos que dejar de hacerlo bien porque ya no tenemos las piernas bien, porque ya no tenemos mentalidad o ya no servimos o no somos útiles para la sociedad. Yo, hoy por hoy, tengo ganas de seguir caminando y creo que todavía soy una persona útil para la sociedad, afirmarlo con contundencia sería un acto de soberbia por mi parte.

-Lo mejor de su profesión es...

-El final de un concierto en el que la gente te despide con alegría porque lo ha pasado muy bien al igual que algunas veces cuando entras en el escenario y de repente el público te recibe de pie porque te están reconocimiento, antes de que comiences a cantar, tu trayectoria.

-La cara menos amable correspondería a...

-Lo más duro es la enorme cantidad de viajes que uno tiene que hacer. El día 5 estoy en Zamora pero luego tengo que viajar a México al distrito de Aguascalientes porque me han contratado. Son más de doce horas de viaje y uno acaba con el trasero en la nuca. El trajín viene a convertirse en uno de los enemigos de esta profesión.

-Usted iba para abogado. ¿En estos años se ha arrepentido de alejarse del camino de las leyes y haber tomado la senda de la música?

-No, nunca me ha arrepentido y más viendo ahora lo que están haciendo los abogados en la actualidad que es simplemente ser políticos. Yo hubiera lamentado ser abogado y tener que acabar en la política.